tag:blogger.com,1999:blog-46651235931467372452024-03-20T14:41:00.639-07:00FILOSOFIATEXTOS PARA CLASE EN EL COLEGIO DE LA UPBUnknownnoreply@blogger.comBlogger21125tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-38809012774393099782008-10-20T12:25:00.001-07:002008-10-20T12:25:48.099-07:00Guillermo de Ockham (1300-1349)<div align="justify"><br />Discípulo de Escoto, como él inglés y franciscano, lleva a tal extremo algunas síntesis de su maestro que es condenado por la Iglesia y se refugia en la corte del rey de Vaviera, entonces en pugna con el papado. Entre sus obras filosóficas están: Comentarios a las sentencias, Centiloquium, Theologicum.<br /><br />En la doctrina del conocimiento, la sensación es realmente causa eficiente. Sólo necesitamos observar el mundo exterior y reflexionar interiormente sobre las representaciones adquiridas y con ello el conocimiento humano queda a punto. Retorna al problema de los universales y se declara decididamente nominalista. Niega todo universal anterior a las cosas y en las cosas mismas. En el mismo pensar humano, el universal es sólo un signo, una creencia, una convención, una ficción. No muestra la naturaleza íntima de las cosas. <br /><br />En consecuencia, las ideas universales son sólo nombres y únicamente tienen realidad los seres individuales que son el objeto de las ciencias naturales. Sostiene que el conocimiento verdadero y cierto es el conocimiento intuitivo de las cosas concretas y no el abstracto de las ideas universales, afirmando el conocimiento intuitivo de la realidad como única forma válida y posible de conocer, adelantándose al empirismo moderno. Todo saber viene ahora de la percepción sensible.<br /><br />Como su maestro, separa radicalmente la razón y la fe, afirmando que Dios no puede ser conocido por la razón, sino la fe (fideísmo). Su individualismo y criticismo preparan el terreno a la forma de pensamiento que dominará en el período siguiente: El Renacimiento.<br /> </div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-58683458291288545762008-10-20T12:22:00.000-07:002008-10-20T12:24:42.574-07:00Santo Tomás de Aquino (1225-1274)<div align="justify">Nace en Roccaseca y aprende las primeras letras en Montecasino. Durante sus estudios en Nápoles decide profesar en la orden dominicana a pesar de la oposición de su familia. Después se traslada a París como estudiante primero y luego como profesor de teología. Sencillo y bondadoso realizó una obra intelectual de proporciones gigantescas que el paso de los siglos no ha conseguido agotar ni hacerle perder actualidad. Es el gran maestro de la escolástica. Con los elementos que han ido afluyendo a la alta escolástica construye una poderosa síntesis. Su sistema doctrinal es importante no sólo por la vitalidad que le imprimió a la escolástica, sino por la trascendencia que ha tenido en el pensamiento católico. No obstante, su doctrina no es absolutamente homogénea, pues, como hombre de la edad media, no podía despreciar nada de lo que le ofrecía la tradición. Pero precisamente el hecho de que en él se pueden hallar diversidades y divergencias en lugar de una norma unitaria, lo eleva por encima del nivel de la escuela, lo hace portador de muchos posibilidades de pensamiento y hace de su obra un fecundo campo de análisis e investigación y un poderoso incentivo a la crítica filosófica. Su gran labor consistió en la asimilación y ordenación sistemática de los nuevos aportes filosóficos de Aristóteles, de los neoplatónicos, de los musulmanes y de los judíos, compendiándolos en un conjunto unitario. Su doctrina tiene un objetivo claro y definido: ante todo demostrar la existencia de Dios y la explicación de su esencia, hasta donde esto es racionalmente posible, así como la explicación racional de los dogmas delimitando su núcleo mistérico y distinguiendo claramente los conceptos irracional y suprarracional. Sus obras filosóficas más importantes son: Los Comentarios a Aristóteles, Las Cuestiones Disputadas, Los Opúsculos, La Suma contra los Gentiles, La Suma Teológica y los Quodlibetales, entre otras.</div><div align="justify"><br /><strong>a. Filosofía y Teología.</strong> Al igual que su maestro Alberto Magno, parte de la distinción entre razón y fe. Estos dos campos son autónomos, pero es necesario armonizarlos, dando origen a dos niveles de conocimiento: el de la razón y el de la revelación. Entre la fe y la razón no puede haber conflicto porque una y otra derivan de Dios. Por consiguiente, no existe la doble verdad como pretendían los averroístas: admitir dos verdades contradictorias es llevar la contradicción a Dios mismo. Cuando una proposición filosófica se halle en contradicción con la verdad revelada, ello significa que la primera contiene error que la filosofía debe corregir.<br /><br />Así, razón y fe están en relación y en armonía, pero siendo distintas tiene cada una su propio dominio. A la primera le corresponde el campo de la verdad natural, a la segunda el de la verdad sobrenatural. Las dos verdades no pueden contradecirse, aunque tampoco se pueden confundir. La filosofía es una ciencia que se fundamenta en la razón a partir de la experiencia, por lo tanto, el filósofo sólo debe aceptar aquella que sea demostrable racionalmente. La teología, por su parte, se apoya en la autoridad divina, sin embargo, acude a la filosofía en la búsqueda de conocimientos o procedimientos racionales y datos científicos. Filosofía y teología, entonces, son dos ciencias distintas pero complementarias.<br /><br />De esta manera, Santo Tomás, a diferencia de la corriente agustiniana hasta entonces dominante, excluye que al conocimiento racional le sea necesaria la revelación divina y reivindica, en su dominio, la suficiencia de la razón, preludiando una de las actitudes más características del Humanismo y del Renacimiento: “Santo Tomás, anticipándose al Humanismo y en armonía con la concepción cristiana del hombre, afirma el valor de la persona humana en su plena integridad natural”.<br /><br /><strong>b. El Ser.</strong> La doctrina del ser de Santo Tomás sigue la orientación de la de Aristóteles. Para él lo real, en cuanto real, es el ser. La idea de ser es el concepto más universal y el primero que conocemos. El ser se caracteriza por estar presente en todas las cosas, aunque no se identifique con ninguna realidad en particular. Existen, entonces, muchos seres, de muchas maneras y modalidades. A partir de estos seres la inteligencia elabora por abstracción el concepto universal y trascendente de ser. En consecuencia, el ser es análogo. A su concepto de ser Santo Tomás liga los primeros principios de la realidad y del pensamiento: de identidad, de contradicción, de tercero excluido, de causalidad. Llama a las propiedades que pertenecen al ser trascendentales que son: uno, verdadero, bueno. Del ser arrancan las nociones de unidad, individualidad, racionalidad, finalidad, bondad y belleza.<br /><br />Los seres naturales están compuestos de potencia y acto, materia y forma, esencia y existencia. La individuación de los seres se da en virtud de la materia, mientras que la forma los especifica. La esencia y la existencia son reales en los seres, no así en Dios en quien se identifican; sólo en Dios es la existencia la esencia misma; Dios es absolutamente acto puro, es el que es, es decir, el existente. Los seres son creados y participan de las perfecciones de Dios. Las categorías son modos o grados del ser y las divide, al igual que Aristóteles, en sustancia y accidentes.<br /><br /><strong>c. Dios.</strong> La existencia de Dios no es evidente en sí misma y, por ser una verdad de razón y de fe, puede ser demostrada racionalmente. Santo Tomás niega que pueda alcanzarse la existencia de Dios por intuición directa, así como el argumento a priori donde, según Santo Tomás, se confunde el orden subjetivo con el orden objetivo. Dios se demuestra sólo a posteriori, es decir, partiendo del mundo de la experiencia. Para ello presenta la demostración de la existencia de Dios en la famosas cinco vías que son más bien ilaciones de ideas que profundizando en el ser pueden persuadirnos de que existe un primero, incausado, necesario y perfecto, al que todos llaman Dios. Ellas son:<br /><br />1ª) Movimiento (tomada de Aristóteles): Todo movimiento supone una causa o motor, otro movimiento que lo produzca. En el orden de motores se llega a un Primer Motor Inmóvil que es la causa del movimiento: Dios.<br /><br />2ª) Causa eficiente: Todas las cosas dependen de otras, es decir, todo efecto supone una causa eficiente, pero que en este proceso no se puede remontar hasta el infinito y por tanto hay que admitir una Primera causa no causada o incausada, que sea causa de todas las causas: Dios.<br /><br />3ª) Ser contingente: Todos los seres del mundo podrían también no ser, no existir, por lo que son contingentes. Nada es necesario, todo está trascendido de potencialidad. Pero lo que es contingente y, por consiguiente, sujeto a mutación no tiene su razón de ser en sí, sino en otro, en algo no contingente. Luego, se debe admitir un Ser que es necesario por si mismo, a saber, Dios.<br /><br />4ª) Grados de perfección: Lo imperfecto presupone necesariamente lo perfecto, pues todo lo finito no es sino una restricción de lo infinito, participa de ello y sólo en virtud de lo infinito es posible. Es decir, existe el Ser perfectísimo, Dios.<br /><br />5ª) Orden del mundo: En el mundo hay orden y finalidad. Todo ser participa de la perfección absoluta en cuanto se aproxima más o menos a ello como a su fin, estando todo el universo ordenado a este fin. Por tanto, debe existir una Inteligencia ordenadora superior por la que se explique esta finalidad.<br /><br />La estructura lógica de las cinco vías es siempre la misma: se parte de un hecho, se aplica después a un principio y se concluye que Dios existe. Por consiguiente, Dios existe como Motor Inmóvil, Causa Primera, Ser Necesario, Perfección Absoluta, Inteligencia Ordenadora.<br /><br />De las ilaciones que conducen a admitir la existencia de Dios se siguen conclusiones sobre la esencia divina, permitiendo señalar los atributos de Dios: Eternidad, inmutabilidad, simplicidad, infinitud, perfección, bondad, aseidad (identificación de la esencia y la existencia), acto puro.<br /><br /><strong>d. El Conocimiento.</strong> Tomás asume la teoría del conocimiento aristotélico basada en la experiencia. Todo conocimiento se deriva de los sentidos. El entendimiento, a partir de tales datos, elabora conocimientos de validez universal y necesarios. La posición de Tomás es realista y se funda en la evidencia del mundo exterior, en la realidad material captada por los sentidos. Lo primero que conocemos en esta vida es la entidad de las cosas materiales. Puesto que tenemos cuerpo, se hace notar el papel desempeñado por el conocimiento sensible. La percepción sensible nos aporta representaciones de fuera, los llamados fantasmas, sin los cuales no piensa nunca el alma, que luego son iluminados por el llamado entendimiento agente para así extraer de ellos la representación general de la esencia. Así se llega a conceptos generales no se sensibles.<br /><br />Por lo tanto, el conocimiento humano no posee ninguna idea innata, sino que todas las adquiere por medio de los sentidos, la imaginación, el intelecto agente y el pasivo, a partir de la realidad objetiva. La actividad cognoscitiva la realiza el entendimiento mediante los grados de abstracción. La abstracción consiste en separar las relaciones universales y necesarias que hay en las cosas individuales.<br /><br />Los conceptos constituyen el material con el cual es posible hacer ciencia, pero ellos por sí mismos no son ciencia. Para ello es preciso ordenarlos de acuerdo con sus relaciones con el fin de conformar una ciencia. Las ciencias se dividen en generales: metafísica, lógica y gramática; y particulares: física, matemática y teología, que dan origen a otras muchas ciencias.</div><div align="justify"><br /><strong>e. El mundo.</strong> El mundo ha sido creado por Dios y la creación es el acto divino mediante el cual han sido sacados de la nada todos los seres. Para Santo Tomás, la creación es una verdad sólo de fe y sobre este punto es claramente agustiniano y platónico: todos los seres creados son participaciones e imitaciones del Ser Supremo, causa eficiente de todas las cosas, causa ejemplar y causa final, en cuanto todas las criaturas tienden a Dios con un esfuerzo continuo de perfeccionamiento. La creación, acto de la inteligencia y de la libre voluntad de Dios, no encierra modificación alguna en su esencia. Las cosas creadas no son todo el ser, sino seres limitados y deficientes.<br /><br />El mundo, creado por Dios, está constituido por un orden jerárquico de seres, desde los ángeles o sustancias puramente espirituales, hasta los cuerpos inorgánicos. Santo Tomás, a diferencia de Aristóteles, afirma que existen sustancias espirituales o puras formas sin materia como los ángeles. No sólo el mundo ha sido creado, sino que la creación continúa como Providencia y como cooperación divina a todas las acciones de las criaturas. A la voluntad bondadosa y amorosa de Dios se debe la creación y la conservación de los creado, pues todo lo creado vive en Dios que lo ha creado, lo conserva y lo gobierna.<br /><br /><strong>e. El Hombre.</strong> El hombre es un microcosmos ya que es la síntesis y recapitulación de toda la naturaleza. Por tanto, corona y da sentido a todos los demás seres de la naturaleza porque es el grado más perfecto de vida y el fin de todo el proceso generador universal. El hombre, entonces, tiene un fin intrínseco a sí mismo, más allá del universo. En virtud de la razón que le permite conocer y de la voluntad que le permite ser libre, el hombre se asemeja a Dios, de quien le viene su dignidad como persona humana que es.<br /><br />Concibe al hombre como todo constituido por la unión sustancial de un cuerpo material con un alma intelectiva y virtualmente vegetativa y sensitiva. Por consiguiente, enfatiza la unidad humana y se opone en forma radical al dualismo platónico, al monismo materialista y al maniqueísmo.<br /><br />El alma, forma sustancial del cuerpo, es individual e inmortal y creada por Dios. Está toda en todo el cuerpo y toda en cada parte de éste. El alma humana es alma racional, es decir, espiritual. Esto se manifiesta en las formas especiales de la actividad racional, en el pensar la espiritualidad pura y en la captación de los valores en la voluntad pura, es decir, en la actividad racional teorética y práctica. La vida intelectiva, propia del hombre, es la que lo distingue esencialmente de las plantas y de los animales. En la vida intelectiva aparecen dos modalidades: la cognoscitiva, o sea, el entendimiento y la apetitiva que es la voluntad, por la cual el hombre es libre. De ellas, la más importante para Tomás es el entendimiento que prima sobre la voluntad.<br /><br /><strong>f. La Doctrina Moral y Política.</strong> La ética es una ciencia práctica que enseña a los hombres lo necesario para lograr la perfección y felicidad. La desarrolla en la segunda parte de la Suma Teológica, donde traza un tipo ideal del hombre. La tarea de la ética consiste en indicarnos el camino más adecuado de la realización humana. Esta vía es el conocimiento y dominio de las pasiones, la superación de los vicios, la consecución y cultivo de las virtudes. En esta forma buscamos la felicidad real y, aunque ella sea relativa, es todo cuanto podemos aspirar en este mundo, con la ayuda de las ciencias especulativas. El conocimiento, entonces, nos permite entrever aquello que nos falta, por lo tanto, nos conduce hasta la existencia de Dios, que es el Sumo Bien, en quien se halla la plena felicidad del hombre.<br /><br />El fundamento último de lo moral se da con la naturaleza misma. Existen supremos principios morales que representan una participación del espíritu humano en el espíritu divino, son normas que obligan absolutamente a todo espíritu racional. En ellos se cifra la recta razón y de ellos se forma el núcleo de la conciencia. Son conocidos a todos los hombres y no se pueden borrar de sus corazones. Hay que seguirlos sencillamente porque son rectos en sí mismos, y son rectos porque son expresión de la ley natural, la cual a su vez es participación en la ley eterna, en la eterna rectitud del espíritu, del ser y del mundo. La ley natural es el primer principio de la razón práctica. Su primer precepto es hacer el bien y evitar el mal. Sobre este precepto se fundamentan todos los demás.<br /><br />Tomás precisa su doctrina ética mediante la concepción de la ley, considerada como el principio extrínseco que regula las acciones humanas orientándolas hacia el bien común. La ley procede de la razón, ya que ésta es regla, medida y primer principio de los actos humanos. Corresponde, entonces, a la ley regular los actos individuales encauzándolos hacia la consecución del bien común de la colectividad. En consecuencia, la ley no expresa las exigencias de la razón particular sino de la colectiva, constituyéndose en el verdadero motivo del obrar moral.<br /><br />El origen de la postestad legislativa únicamente le corresponde a Dios. Fuera de El ningún particular lo puede hacer, a no ser que sea la comunidad entera o la persona pública encargada de dirigir el bien común. Este planteamiento lo fundamenta Tomás en la Ley Eterna o Ley Primera, que es la fuente de la que derivan todas las leyes. Los hombres participan de esa ley, como ya se dijo, por medio de la Ley Natural, la cual se encuentra en su conciencia, que es la que decide, en últimas, si algo ha de considerarse o no como de derecho natural.<br /><br />De esta visión se desprende el que la ley positiva debe ajustase o corresponder a la Ley Natural. En efecto, las leyes deben ser justas, morales, físicamente posibles, acordes con el tiempo y el espacio, fieles a las tradiciones de los pueblos, necesarias, aptas para el fin propuesto, promulgadas y orientadas al bien común. Leyes que se opongan a este derecho divino, como también lo llama, no son derecho y no hay obligación de observarlas.<br /><br />Concibe al hombre, al igual que Aristóteles, como un ser social por naturaleza. El hombre no se basta a sí mismo, ni puede llegar a humanizarse si no es dentro de la comunal, la cual es natural. Por eso, Tomás es enfático al plantear el bien común, el cual siempre está por encima del bien particular, lo que no quiere decir que lo anule, sino que, por el contrario, garantiza a todos por igual y sin ninguna discriminación.<br /><br />La sociedad necesita un orden común que le permita lograr su cometido, que es el bien común de toda la comunidad. El hombre está lleno de apetitos y propende al capricho. Por esta razón hay que reducirlo a disciplina, ya en la juventud, pero también el Estado. Sin embargo, el temor del castigo debe servir tan sólo para hacerlo entrar dentro de sí y enfrentarlo con su razón mejor a fin de que haga libremente lo que debe hacer. Dicho orden lo da la autoridad establecida, mediante la cual se constituye el Estado. Su finalidad radica en conducir a todos los ciudadanos a una vida feliz y virtuosa, a una paz estable, basada en la justicia y, en última instancia, a la felicidad plena en Dios.<br /><br />El Estado es, así, derecho y moralidad. Nace de las necesidades de la vida, pero tiene como fin una vida buena. No se le puede organizar de cualquier modo. Como el hombre es por naturaleza un ser social, así también el Estado tiene por naturaleza su sentido concreto. En ello reside también su derecho. El Estado mismo no es la fuente del derecho, sino representante, intérprete y realizador del derecho y de su orden, que es de suyo eterno. Este orden varía en el espacio y en el tiempo, se incorpora a la historia, sin perder por ello el carácter esencial de la ley eterna. Santo Tomás tiene presente la historia y su importancia para el hombre y para el Estado. Pero ambas cosas no son solamente historia. El hombre es algo más que esto. Su fundamento más profundo está fuera y por encima del tiempo.<br /> </div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-36664110491262639762008-10-20T12:18:00.000-07:002008-10-20T12:21:32.338-07:00Filosofía escolástica<div align="justify">Escolástica, la época que va poco más o menos de Carlomagno hasta el Renacimiento, es un término cuya mejor traducción es: período de las escuelas. Enseñar y aprender gozaba entonces de gran predicamento. Un magister era más que hoy un magnate de la industria, un manuscrito se cotizaba más que las mejores marcas de coches. Era un tiempo de la ciencia y del espíritu, no técnico, sino metafísico. Contaba más el hombre que la máquina y el dinero.<br /><br />Por Filosofía Escolástica se entiende la filosofía Cristiana de la Edad Media, del siglo XI al XIV, enseñada en las escuelas. Por tanto, no es más que una parte de la cultura escolástica, o sea, la cultura que se daba en las escuelas de la Edad Media tras la caída del Imperio Romano y las Invasiones Bárbaras, donde la Iglesia se hizo, en estos durísimos siglos, la única conservadora de los restos de la civilización antigua y preparó el despertar de la cultura. <br /><br />Estas escuelas nacen y se van desarrollando desde el principio de la Edad Media, adquiriendo tres formas distintas hasta fines del siglo XII:<br /><br />a. Escuelas Monacales, existentes en los monasterios benedictinos conforme al plan estructurado por Casiodoro.<br />b. Escuelas Catedralicias, al estilo Isidoriano.<br />c. Escuelas Palatinas, erigidas en los palacios reales a imitación de la de Carlomagno.<br /><br />La base de las escuelas medievales era la enseñanza de las llamadas siete artes liberales, que se dividían, como ya está dicho, en el trivium (gramática, dialéctica, retórica) y el quadrivium (aritmética, geometría, música y astronomía). El plan era laxo; así, por ejemplo, en la retórica se podía incluir la ética. En cuanto al contenido se atendía en ella al esquema platónico de las cuatro virtudes cardinales, que se tomaban de Apuleyo o de Macrobio.<br /><br />No quiere decir esto que en esta época no existan más corrientes de pensamiento, sino que el pensamiento filosófico predominante en Europa es el Escolástico.<br /><br /><strong>CARACTERISTICAS DE LA ESCOLASTICA<br /></strong><br />- El método comúnmente empleado de la previa exposición de argumentos a favor y en contra de la misma solución, el análisis directo del tema y la respuesta final a las objeciones en contra. Comprendía la lectio y la disputatio, en las escuelas superiores, que correspondían en cierto modo a nuestro sistema actual de clases y ejercicios prácticos o seminarios. Esto dio lugar con toda naturalidad a determinadas formas literarias: Las Sumas, los Comentarios y las Quaestiones disputatae. El método que entonces se seguía estaba marcadamente inspirado por la idea de autoridad, es decir, seguía la Biblia, las decisiones del magisterio eclesiástico y los dichos de grandes pensadores, teólogos y filósofos, como San Agustín, Aristóteles, Averroes. No obstante, como con frecuencia se contradecía las autoridades, había que comenzar a pensar. Por esta razón no dominaba menos la tendencia al pensar racional y se procedía marcadamente en sentido de la lógica formal, sobre todo por medio del silogismo. Precisamente por eso se gustaba de la discusión y de la dialéctica.</div><div align="justify"><br />- La Escolástica, al elaborar las verdades de Fe, continúa a la Patrística, pero con caracteres propios y originales. Los padres habían formulado los dogmas y los Concilios los habían fijado: la Doctrina Católica estaba ya elaborada. Quedaba por organizar un sistema de las fórmulas dogmáticas y armonizarlas con el resto del saber. Esta es una de las tareas fundamentales que asumió la Escolástica.<br /><br />- El carácter eclesiástico que domina en la especulación filosófica, no sólo por la profesión eclesiástica de los cultivadores, sino también por la influencia de la Iglesia en la misma, al dirigir mediante la censura oficial el curso de las opiniones. Más aún, el filósofo escolástico era, a la vez, un creyente, que al construir sus elaboraciones filosóficas no podía menos de tener presente el contenido doctrinal ya fijado por el dogma o la tradición escolástica.<br /><br />- El carácter tradicional y colectivo que encierra su completa elaboración. Más que ninguna otra filosofía, ésta no es debida a una sola personalidad. Implica una elaboración lenta y progresiva que nace del esfuerzo sostenido de una sucesión encadenada de pensadores que en mutua dependencia van ampliando el círculo de problemas, las fuentes de información, la exactitud, la riqueza y profundidad de sus soluciones, culminando este movimiento progresivo en la síntesis filosófica que se elabora en el siglo XIII hasta primeros del siglos XIV por destacadas personalidades filosóficas.<br /><br />- Dado que las verdades dogmáticas habían sido establecidas, la razón o la investigación filosófica se veía obligada a reconocer ciertos límites, es decir, la propia subordinación a la fe. El determinar las relaciones de subordinación de la razón a la fe y establecer hasta qué punto el entendimiento puede con sus fuerzas profundizar en el contenido de los dogmas, es otro problema central de la Escolástica. En este sentido se llama a la filosofía sierva de la teología, es decir, el dogma es entendido como principio regulador de la razón, a fin de que ésta no se desborde y se vuelva contra la fe, y se aplique solamente a interpretar los datos dogmáticos. Sobre este punto no concuerdan las dos diversas direcciones del racionalismo y del misticismo. No es fácil distinguir, en la primera, en la Escolástica, la teología de la filosofía. Sin embargo, después, este problema de la distinción es filosóficamente formulado. La misma sistematización de la teología hacía nacer problemas de índole filosófica que, una vez elaborados y resueltos, servían para definir el dogma. Por lo tanto, el pensamiento escolástico es un complejo teológico-filosófico aún hoy vivo.<br /> </div><div align="justify"><strong>El Problema de los Universales.<br /></strong><br />El pensamiento de Juan Escoto Erígena no ejerció ninguna influencia en el siglo X, de profunda decadencia en los estudios, que se reanudaron con el siglo XI. Del estudio de la Dialéctica nace un problema característico de este siglo: el Problema de los Universales, que se puede plantear en estos términos: El Universal (concepto, idea) o la esencia común a todas las cosas que indicamos con un mismo nombre ¿tiene una realidad objetiva? ¿representa algo real fuera del sujeto o, en cambio, es un simple acto de nuestra mente expresado con un nombre? Si las cosas son concretas y particulares, y los conceptos o ideas son abstractos y universales, ¿cómo puede decirse que el concepto representa a las cosas? ¿cuál es la relación entre los universales y los entes particulares? El grave problema estaba presente en Aristóteles y aparece de nuevo, lleno de vida y de plenitud en la Escolástica y que estará siempre presente en toda la filosofía medieval. Las soluciones al problema se pueden clasificar en cuatro respuestas: Nominalismo, Conceptualismo, Realismo Moderado y Realismo Exagerado.</div><div align="justify"><br /><strong>a. Nominalismo.</strong> Consistiría en negar la base del mismo problema, es decir, la dualidad esencial del conocimiento humano en sensitivo e intelectual, reduciéndose todo conocimiento al conocimiento sensitivo y, por lo tanto, a objetos concretos e individuales. Lo que llamamos objetos abstractos son Nombres que tienen el poder de despertar una multitud de imágenes concretas parecidas. Cuando el concepto universal o idea es privado de los caracteres específicos de necesidad y de universalidad y es reducido a un puro nombre se tiene el Nominalismo que representa la oposición extrema entre el universal y la cosa. El Nominalismo está siempre en conexión con el Sensismo para el que real es solamente el individuo particular del mundo de la experiencia que se conoce únicamente por medio de los sentidos.<br /><br />Se da principalmente con JUAN ROSCELINO (s. XI), canónigo de Compiegne, que murió hacia el 1120. Llamó a los objetos abstractos del conocimiento intelectual “palabras sin contenido”, pero, más que una posición afirmativa, su intención, al parecer, se encaminaba solamente a la negación de un realismo que surgió en dicha época. Su nominalismo comprometió el dogma de la Trinidad, pues la única Sustancia Divina no es más que un nombre y las Tres Personas son tres sustancias diversas, indicadas con un mismo nombre. Se desemboca así en la herejía del triteísmo, condenada en 1092 por el Concilio de Soissons.<br /><br /><strong>b. Conceptualismo.</strong> Consistiría en afirmar la existencia de los objetos genéricos y abstractos, pero solamente como puros objetos de conocimiento en todo su contenido, sin tener existencia real independientemente del acto de conocer. Por tanto, considera los universales como contenidos de nuestra mente, como actos mentales o presentación subjetivas, producidos o elaborados por el entendimiento pero sin conexión con la realidad de las cosas.<br /><br />Se considera como seguidor de esta doctrina a Pedro Abelardo. Históricamente también es sostenida por Kant.<br /><br /><strong>c. Realismo Exagerado.</strong> Históricamente tenemos afirmado a Platón que los objetos abstractos o ideales existen realmente en cuanto tales, independientemente del acto de conocer e independientemente o separadamente de los objetos sensibles e individuales. Son las famosas ideas o esencias de las cosas que no están en las cosas y, sin embargo, constituyen la esencia de las mismas.<br /><br />En la Edad Media se inicia un realismo exagerado en el s. XI con Ricardo d´Auxerre, Odón de Tournai, Guillermo de Champeaux, maestro de la escuela catedralicia de París que polemizó con Roscelino y con su discípulo Pedro Abelardo. En el s. XII se desarrolló principalmente en la Escuela de Chartres con Bernardo y Teodorico, quienes sostuvieron que sólo las ideas universales son entes, las cosas sensibles son nombres y de la unión de las ideas o formas ejemplares con la materia se ha formado el mundo sensible.<br /><br /><strong>d. Realismo Moderado.</strong> En contra del realismo exagerado se afirma positivamente el realismo moderado que aceptarán los grandes escolásticos del s. XIII como Alberto Magno, Santo Tomás de Aquino, San Buenaventura y otros, basados en el realismo aristotélico, constituyéndose en la única solución que se ajusta a los hechos rigurosos del conocimiento, debido a que las ideas son elaboradas por el entendimiento humano, es decir, son conceptos, pero que están basados en la realidad de las cosas, siendo así reales, pero sin existencia propia e independiente como afirma el realismo exagerado. <br /><br />La universalidad de los objetos abstractos no existe en la realidad, pero se funda en la realidad y es fruto de la actividad fundamental del entendimiento humano.<br /><br /><br />Con el siglo XIII se produce en la edad media un imponente arranque intelectual. Fue como una nueva floración que debe atribuirse a tres circunstancias: el esplendor de las universidades, el continuo desarrollo de la actividad científica de las grandes órdenes que ingresaron a la Universidad y la recepción de las obras filosóficas de Aristóteles. Tales fueron los nuevos impulsos que se dejaron sentir entonces en todas partes.<br /><br /><strong>Causas del Florecimiento de la Escolástica.</strong><br /><br />· <strong> La Fundación de las Universidades.</strong> Las universidades son el resultado del desenvolvimiento de las escuelas monacales, catedralicias y palatinas, iniciado en el s. VIII. En un principio se creaban sólo facultades aisladas. Después, en las grandes ciudades, las distintas facultades se fueron reuniendo poco a poco, apareciendo así la Universidad, según las agrupaciones de la época, como la agrupación profesional de maestros y estudiantes, unidos por intereses culturales comunes. Las nuevas universidades surgen debido al privilegio otorgado a ellas por los reyes y los Papas, interesados en por estos centros y preocupados por controlarlos y emplearlos al servicio de sus propios fines, por lo que su intervención distaba mucho de ser desinteresada, lo que explicaba el proteccionismo de ambas partes. Sin embargo, la lucha con los dos poderes dará lugar a la conquista de la relativa autonomía universitaria. Las universidades se organizaron bien pronto y los estudios fueron sistematizados en cuatro facultades: teología, artes (filosofía), derecho y medicina.<br /><br />La más celebre de toda fue la Universidad de París, centro cultural de la cristiandad católica, llevada a gran esplendor por los Pontífices Inocencio III y Gregorio IX, recibiendo, además, la influencia del Rey de Francia. Entre sus eminentes maestros sobresalen: Alejandro de Hales, Buenaventura, Alberto Magno, Tomás de Aquino y Duns Escoto. Célebre fue también la Universidad de Oxford, en la que, a diferencia de la de París, predominó el interés por los estudios científicos (matemática, ciencia y astronomía), teniendo mayor autonomía de la autoridad pontificia. En Italia se hicieron célebres las Universidades de Bolonia, especialmente por los estudios jurídicos, y la de Nápoles. Sucesivamente surgieron otras universidades como la de Cambridge, Orleans, Salamanca, Padua, Lérida, Praga, Viena, Heidelberg, Toulousse.<br /><br /><strong>· El Ingreso de las Ordenes Mendicantes a la Universidad.</strong> Las dos grandes órdenes monásticas de reciente institución: Dominicos y Franciscanos, tienen una gran actividad cultural. Con la ayuda de los Papas, maestros de las dos órdenes lograron, después de árduas luchas contra la resistencia de los docentes seglares, obtener cátedras en la Universidad de París, entre los años 1229 y 1231. Ya en 1230 los Dominicos tienen en ella dos cátedras y los Franciscanos una, adquiriendo muy pronto la preponderancia. Los dominicos fueron siguiendo poco a poco la dirección del cada vez más floreciente aristotelismo, mientras que los franciscanos propendían más a la otra tradición más antigua, la del platonismo agustiniano. Al ingresar los frailes a la Universidad, la teología y la filosofía se revitalizan y adquieren prestigio. Las órdenes mendicantes cumplen una tarea de capital interés en la asimilación de los nuevos elementos filosóficos que enriquecen a la cultura occidental. Además, su contribución se extiende a la elevación del nivel científico de los estudios universitarios.<br /><br />· La incorporación y asimilación del pensamiento aristotélico. El descubrimiento del sistema de Aristóteles, a través de la reelaboración llevada a cabo principalmente por los árabes y más tardíamente las traducciones directas del griego, fue el principal factor que influyó en el pensamiento del siglo XIII. A la vez, da luces a una crisis de rejuvenecimiento y crecimiento, caracterizada por la iniciativa, el espíritu crítico y la búsqueda de un hombre nuevo en una nueva sociedad. El renacimiento aristotélico invade la vida intelectual y penetra en las universidades gracias a la labor de los religiosos.<br /><br />Los siglos anteriores sólo conocían de Aristóteles los libros de Lógica; ahora pasan de España al Occidente las obras de física, metafísica y ética del Estagirita. Es un nuevo material riquísimo que se ofrece a la discusión, un nuevo mundo que se abre. Sin embargo, la asimilación de la doctrina aristotélica entra de inmediato en conflicto con la concepción cristiana vigente en temas como la Creación, la Providencia, la Inmortalidad personal del alma, entre otros, por lo que se tratará de hacerlo acorde con el dogma cristiano, tarea emprendida principalmente por Alberto Magno y Tomás de Aquino, quienes elaboraron la síntesis entre la teología cristiana y la filosofía aristotélica. Así, el encuentro con Aristóteles origina varias corrientes entre sus seguidores y conduce a la formación de distintas escuelas.<br /> </div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-5975810956412095682008-09-23T20:12:00.000-07:002008-09-23T20:15:32.384-07:00Filosofía árabe y judía<div align="justify">LA FILOSOFIA ARABE<br /><br />Los árabes, conquistadas en el siglo VII Persia, Mesopotamia y Siria, entran en contacto, con el pensamiento griego, contacto que es indirecto: los textos aristotélicos eran traducidos del griego al siriaco y del siriaco al árabe. Además, conocieron un Aristóteles ya interpretado y comentado por los neoplatónicos. En Bagdad surgió un centro importantísimo de estudios que florecía hacia el siglo XIII. La cultura helenístico-cristiana, asimilada por los árabes, a continuación de la fundación del Califato de Córdoba, es trasplantada al mundo latino. Los árabes, inteligentes asimiladores más que originales creadores, se esfuerzan en conservar el patrimonio de la ciencia antigua. Su interés reside preferentemente en lo científico y, en enfecto, son dos cultivadores de la medicina los mayores representantes de la filosofía árabe: Avicena y Averroes.<br /><br />La obra de Aristóteles ocupa toda la especulación árabe, pero de un Aristóteles neoplatonizado y conocido a través de los comentadores helenísticos y los traductores siriacos, así como también a través de obras neoplatónicas atribuidas falsamente al Estagirita. El aristotelismo árabe tuvo una fundamental preocupación religiosa: la interpretación racional del Corán, para establecer las relaciones entre la religión y la filosofía. Hay, entonces, una Escolástica Musualmana, como también una Judaica y Cristiana, correspondiente a las tres religiones que se influyeron recíprocamente.<br /><br />La filosofía árabe puede dividirse en dos grandes sectores: el de Oriente y el de Occidente. El primero tuvo como centro a Bagdad. Fueron sus representantes más importantes ALKINDI en el siglo IX, ALFARABI en el siglo X, y sobre todo, AVICENA (980-1037), filósofo, teólogo y médico, autor de la importante obra Al-Schefa, una especie de suma de su filosofía, de inspiración aristotélica, también de la llamada Metafísica de Avicena que ejerció gran influencia en el medioevo, del Canon de la Medicina y diferentes trabajos enciclopédicos.<br /><br />Para Avicena, la materia informe no fue creada por Dios y como Dios es eterna. Las formas de las cosas, que están en Dios desde la eternidad, son puestas por Dios en la materia, primero como potencia de las cosas y después como fuerza realizadora de las mismas potencias de seres intermedios que emanan de la Absoluta Unidad o Dios. Uno de estos seres es la primera inteligencia de la que deriva una cadena de efectos, el último de los cuales es el alma de la esfera lunar, a la que está conectado el entendimiento agente, que obra sobre las almas humanas. En el mundo humano o sublunar, el alma de la esfera lunar da a cada cosa la forma que le pertenece según su potencia de captación. Las almas humanas, bajo la acción del entendimiento agente universal, realizan el entendimiento posible o la potencia que le es propia y se constituyen en sustancias inteligentes e inmortales.<br /><br />En Occidente, Córdoba (España) fue el centro más floreciente del pensamiento árabe a finales del siglo XI y durante todo el siglo XII. Las figuras más representativas son AVEMPACE, ABEN TOFAIL y, sobre todo, AVERROES (1100-1185), de Córdoba, médico, matemático, teólogo y filósofo, autor además del Comentario de Aristóteles, de originales obras. Su influencia fue grande en la época.<br /><br />Según Averroes, el mundo emana de Dios. A la esfera lunar pertenece el intelecto agente universal, que obra sobre las cosas del mundo sublunar. Todo hombre, además del alma vegetativa y sensitiva, posee una disposición a pensar o entendimiento pasivo. Sobre éste obra el único intelecto activo propio de la esfera lunar, el cual obra sobre las imágenes sensibles formadas por el intelecto pasivo y abstrae de ellas las formas inteligibles. El intelecto activo y único no pertenece, por lo tanto, a ningún hombre y se une sólo accidentalmente con el intelecto pasivo para ponerle en acto las formas inteligibles. Sólo el único intelecto activo impersonal es inmortal, mientras que lo individual y personal muere.<br /><br />LA FILOSOFIA JUDAICA<br /><br />Unida a cuestiones teológicas y empeñada en formar una escolástica hebraica, se presenta la filosofía judaico-española medioeval de los siglos XI y XII, influida por los árabes y neoplatonismo. Entre sus representantes sobresalen principalmente Avicebrón y Maimónides.<br /><br />AVICEBRON (1020-1070) establecido en Zaragoza y autor del Fons Vitae donde construye una síntesis filosófico-teológica mezclando influencias neoplatónicas y Aristotélicas. Sostiene un monismo emanantista del Uno incognoscible o Dios a los seres finitos que de El inagotablemente proceden. Del Uno emana el Espíritu Cósmico, compuesto de materia y de forma, de él derivan los espíritus puros y los seres corporales, compuestos unos y otros de materia y de forma, o de potencia y determinación. El hombre, para Avicebrón, es un microcosmos: síntesis, como cuerpo del mundo corpóreo y como alma de todas las distintas almas (vegetativa, sensitiva y racional). Por tanto, el alma está compuesta de potencia y de acto, es decir, de una parte material también, aunque sin ser corpórea. Con la inteligencia el hombre se eleva a la intuición del infinitivo, al cual tienden, como Bien Sumo, el espíritu cósmico y todos los seres que de él proceden.<br /><br />El verdadero teólogo del judaísmo es MOISES MAIMONIDES (1135-1204), de Córdoba, contemporáneo de Averroes, autor de la Guía de los Perplejos. Trata de armonizar la filosofía aristotélica con la religión judaica. Para Maimónides el objeto último de la religión y la filosofía es el conocimiento de Dios, por lo que, si el objeto es idénticos, los principios y los resultados de la una no pueden discordar de los de la otra. Convencer a los “perplejos” sobre el modo de hacer compatibles la religión y la filosofía es el fin que se señala. De aquí la importancia que él da a los problemas de la existencia y del conocimiento de Dios, objeto supremo de la metafísica y de la teología.<br /><br />Para demostrar la existencia de Dios, anticipándose a las cinco vías de Santo Tomás, sostiene, además del argumento del Primer motor como causa del movimiento, los siguientes: a) Existen los seres contingentes y limitados, luego existe el Ser Necesario e Infinito. b) Todo efecto supone una causa, luego existe una Causa Primera. El hombre no puede conocer la esencia de Dios, sino sólo sus efectos: Dios se conoce mejor por vía de negación (se puede decir lo que no es), que por vía de afirmación (no se sabe lo que es).<br /><br />A diferencia de los otros aristotélicos neoplatonizados, Maimónides admite que el mundo ha sido creado por Dios en el tiempo. Entre nuestro mundo y Dios hay una jerarquía de esferas, dispuestas según su grado de perfección. A todo lo creado se extiende la Divina Providencia. En cambio, con Averroes, Maimónides admite un único entendimiento separado que, obrando sobre el entendimiento pasivo de todo hombre singular, forma en él “el entendimiento adquirido”, que después de la muerte se une al entendimiento agente. También Maimónides ejerció una gran influencia sobre la filosofía escolástica y después sobre Baruc Spinoza en la época moderna.</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-16882021092714304472008-09-22T16:39:00.000-07:002008-09-22T16:40:09.847-07:00Agustín de Hipona: Segunda Parte<div align="justify">El Hombre<br /><br />Para San Agustín, el hombre es un “alma racional que tiene un cuerpo mortal y terreno para su uso” y el alma es definida como “cierta substancia dotada de razón que está allí para dominar y regir el cuerpo”. Por lo tanto, el hombre se identifica con el alma, el cuerpo no es un constitutivo esencial. Indudablemente el dualismo platónico sigue aportando a San Agustín elementos fundamentales, pero aquí ya se ha liberado de la visión pesimista del cuerpo como cárcel. Ya no es el cuerpo, en principio, el causante de todos los males, sino que el responsable es el alma que puede, por gozar de libre albedrío, optar por bienes inferiores, es decir, por el mal. El alma y el cuerpo son, entonces, dos sustancias: la una pensante y la otra externa. El espíritu actúa sobre el cuerpo, pero no de una manera inmediata, sino por mediación de una materia sutil, la luz o el aire. El cuerpo no puede actuar sobre el alma. El alma no es pasiva en la sensación: el órgano corporal es el que sufre la modificación y ésta es observada por la acción cognoscitiva del alma. El alma racional es el principio vivificante del organismo, es un principio que se halla entero en todo el organismo y en cada una de sus partes, aunque sus actividades se hallen localizadas en sectores parciales del mismo.<br /><br />Son funciones especiales del alma: la memoria, el entendimiento y la voluntad. “Estas tres cosas, memoria, pensamiento y amor, me pertenecen, no se pertenecen a sí, lo que hacen no lo hacen por sí, sino por mí; mejor, soy yo el que obro por ellos....En resumen yo soy el que por la memoria recuerda, yo soy el por el pensamiento piensa, yo soy el que por el amor ama. Es decir, yo no soy la memoria, no soy el entendimiento, no soy el amor, sino que poseo a los tres”. Y esto “yo” que se distingue de sus actos, permanece a través de todos ellos igual e idéntico a sí mismo, captando así San Agustín la substancialidad del alma, es decir, su realidad, independencia y continuidad a través de sus actos y de sus diferentes etapas.<br /><br />El alma es inmortal. La prueba más característica que aduce se halla influenciada por las ideas de Plotino y el Menón platónico, o sea, en la relación del espíritu con el mundo inteligible, invariable y eterno. Si el mundo inteligible es invariable, el alma, que se sustenta de él ha de ser invariable o inmortal. En los escritos de su madurez, San Agustín desconfía de las pruebas racionales y fundamenta la inmortalidad en las doctrinas religiosas. La inmortalidad del alma, además de ser una exigencia de su naturaleza espiritual y simple, es una necesidad para entender el ser del hombre que busca la felicidad plena y que no es asequible en esta vida: “Nos hiciste para Tí y nuestro corazón está inquieto mientras no descanse en Tí”.<br /><br />Sobre el origen del alma, San Agustín permaneció indeciso entre el creacionismo y el traducionismo. No expuso una enseñanza definitiva, pero le parecía razonable admitir que, así como el cuerpo se deriva de la corpórea sustancia seminal de los padres, así el alma de los hijos toma su sustancia espiritual del alma de los padres sin menoscabo para éstos, como el fuego se desprende del fuego, además así encontraba una solución mejor para explicar la transmisión del pecado original.<br /> </div><div align="justify">La Moral<br /><br />El principio de la moralidad es la “ley eterna”: “Hemos de vivir recta y justamente sobre la base de la ley eterna, por medio de la cual es conservado el orden de la naturaleza”. Esta ley eterna, que está grabada en nosotros, coincide con la sabiduría y voluntad divinas. La ley eterna no suprime la libertad del hombre, simplemente muestra el deber ideal frente a lo cual el hombre, que se define por su voluntad, podrá realizarse.<br /><br />La acción moral no se deduce de un razonamiento, sino que “se produce como función de un estrato profundo del corazón humano que se llama voluntad y amor”. Si el amor es el motor de la vida ética, la felicidad será su fin y coronamiento que consistirá en la plenitud del amor, en la adecuación de la voluntad con su fin, es decir, Dios es la fuente de la felicidad. Así como el hombre encontraba en el mundo inteligible las verdades eternas, también en él encuentra las normas eternas a que ha de ajustarse su conducta. Hay leyes eternas e invariables a las que debe sujetarse las acciones temporales de los hombres. Son normas impresas por Dios en el alma del hombre que se manifiestan en forma imperativa y prohibitiva. Las normas éticas son leyes divinas que expresan la voluntad de Dios, el orden establecido por el mismo Dios. Cuando el hombre domina sus impulsos y apetitos ordenándolos hacia el Bien, encuentra la paz.<br /><br />Si Dios existe, ¿de dónde procede el mal?. El Dios del bien, el único, no es ni puede ser la causa del mal, que es corrupción. Entonces, ¿cuál es la causa del mal?. Todo ser en cuanto existe, es un bien y todas las cosas que Dios ha creado, por el hecho de que existen, son un bien, pero no absoluto. Por consiguiente, el mal no es ser, sino deficiencia, privación. Distingue entre el mal metafísico, físico y moral. Dios ha dado la existencia a todas las criaturas y la existencia por sí misma es un bien. Sin embargo, el ser de las criaturas no es el ser pleno y perfecto, pues se identificarían con Dios, sino que es limitado. Entre las cosas creadas hay orden y jerarquía. La conciencia de la propia deficiencia, de la propia miseria, es propia de las criaturas más elevadas, lo que es indicio de superioridad respecto a las criaturas inferiores y, por esto, el hombre está en la cima de la jerarquía de lo creado. Esta carencia de ser es el mal metafísico, que no es una realidad positiva, sino una privación. La limitación en el ser, inherente a todo ente creado, es la causa de los sufrimientos, de las enfermedades, de los dolores de las criaturas, lo que se conoce como el mal físico.<br /><br />El mal moral es el pecado y es propio de las criaturas racionales. La causa del pecado en el libre albedrío. Dios ha querido que el hombre fuese libre para que fuese un ser responsable y capaz de acciones moralmente buenas o malas. Malo es el uso que hacemos del libre albedrío y el pecado es precisamente un mal uso de él. El origen del mal, por lo tanto, no está en la materia ni en la carne, que por sí mismas son bienes, sino que está en el mal uso del querer, que sacrifica los bienes superiores a los inferiores. Del mal moral, por lo tanto, es responsable el hombre, no Dios. El mal, el pecado, es la transgresión de la ley divina que desordena e invierte las cosas. Este estado de caída del alma le imposibilita para salvarse por sus propias fuerzas, necesita la Gracia, la ayuda de Dios para liberarse. Esta ayuda divina no suprime la voluntad del hombre, sino que le restituye su libre albedrío para que efectivamente sea libre. Avanzar hacia la libertad plena que nos posibilite amar con total dedicación el Amor que merece ser amado, es la tarea fundamental de esta vida y lo único que posibilitará nuestro descanso en el Amor de Dios después de la muerte.<br /><br />Filosofía de la historia<br /><br />La caída del imperio romano en poder de los bárbaros de Alarico en el 410 ofrece a San Agustín la ocasión de reflexionar sobre el paganismo y el Cristianismo como elementos en conflicto en el imperio romano y, a partir de esto, exponer el sentido filosófico-teológico de la historia. Con este motivo redacta la “Ciudad de Dios”, una de sus obras cumbres y la iniciadora de la hermenéutica filosófica de la historia. El Santo defiende el cristianismo de los ataques del paganismo romano, que achacaba a la nueva religión la ruina del imperio. Agustín responde que las desgracias físicas del imperio son propias de todos los tiempos, mientras que las morales son la consecuencia de la inmoral doctrina pagana.<br /><br />El desarrollo de la historia es una lucha continua entre el bien y el mal, de la Ciudad de Dios, nacida del amor de Dios hasta el desprecio de sí mismo, y de la Ciudad terrena engendrada por el amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios. Estas dos ciudades están en una lucha continua y se entremezclan en los hombres y en las instituciones. Para San Agustín, a través de la historia humana se va construyendo progresivamente la ciudad de Dios cuando los hombres y los estados obran conforme a la justicia. En la historia se lucha por o contra el Bien expresado en la ley divina. La venida de Jesús, la Redención, es el punto central, la última etapa de la historia del mundo a que tiende toda la historia anterior y por la que se desarrolla toda la futura, el comienzo de la constitución de la ciudad de Dios sobre la tierra. El triunfo final está reservado para los que hayan luchado por el bien y los valores superiores, a pesar de los triunfos momentáneos y aparentes de los malvados, de los opresores y explotadores.<br /><br />En la ciudad de Dios, por lo tanto, se delinea la primera gran concepción cristiana de la historia, que se halla guiada por la obra de la Providencia, que responde a un designio de Dios y que tiene por fin supremo el triunfo de su Iglesia y la salvación de la humanidad. Así, pues, no es una “filosofía”, sino una teología de la historia. La concepción católica de la historia de todos los tiempos y la de hoy se ha inspirado en la agustiniana.</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-45553199763513810032008-09-22T16:37:00.000-07:002008-09-22T16:38:47.931-07:00Agustín de Hipona: Primera Parte<div align="justify">La vida de San Agustín se puede sintetizar en pocas palabras con la observación que sobre él hace Santa Teresa de Avila: "Al entrar en el interior de sí encontró ahí a Dios a quien había buscado en vano por todas partes". Nació en Tagaste (Numidia), de madre cristiana, Mónica, que influyó mucho en su formación moral y en su conversión al cristianismo, y de padre pagano, Patricio. Fue maestro de retórica, primero en su patria y después en Cartago. Seguidor primero del maniqueísmo y simpatizando después con el escepticismo de la nueva Academia, a través del estudio de los neoplatónicos y de Plotino, se dedicó a los estudios teológicos. Habiéndose trasladado a Roma y a Milán, recibió la influencia de San Ambrosio que lo bautizó en el 387. En el mismo año murió su madre. En adelante se definirá exclusivamente como cristiano. Vuelto a su patria y ordenado sacerdote, en el 395 fue nombrado Obispo de Hipona en donde permaneció hasta su muerte. Desde la conversión, San Agustín colocó todas sus energías y la potencia de su genio al servicio del Catolicismo, contra las herejías, combatiendo el donatismo, el pelagianismo y el gnosticismo. También combatió el maniqueísmo y el escepticismo del cual había formado parte.<br /><br />A diferencia de Orígenes y otros padres de la Iglesia griega, sabe adaptar lo antiguo al espíritu del pensamiento nuevo. El centro de su filosofía es siempre Dios: "Deseo conocer a Dios y al alma, ¿Nada más?, ¡Nada más!". Dios es la suma verdad y la suma realidad. No sólo hay necesidad de conocer la verdad, sino también de amarla. La filosofía es amor a la sabiduría, es decir, amor a Dios: "Si la sabiduría es Dios, el verdadero filósofo ama a Dios". Por lo tanto, la verdadera filosofía y la verdadera religión no se excluyen, sino que se reclaman: "Dios es el fin único de la investigación racional y de la fe". Así, el temperamento filosófico de San Agustín es afín al platonismo en su contemplación intelectiva, del cual depende, más que ningún otro, junto con influencias estoicas, pudiéndose hablar con razón de un Platonismo Agustiniano.<br /><br />Entre las numerosas obras de San Agustín, las de mayor interés filosófico son: Contra Académicos (sobre el escepticismo de la Academia nueva), De Beata Vitae (la felicidad), De Ordine (la ley eterna, el mal), Soliloquia (el conocimiento, la inmortalidad), De inmortalitate animae (inmortalidad del alma), De Libero Arbitrio (la libertad y el origen del alma), De Magistro (didáctica), De Vera religione (la fe y la ciencia), Confessiones (autobiografía con numerosas alusiones filosóficas), De Trinitate (relaciones entre la razón y la revelación bíblica intentando pensar el misterio de la trinidad a partir de la instrospección en el espíritu del hombre), De Civitate Dei (visión de la historia de su época enmarcada en una filosofía y teología de la historia). <br /><br />La Verdad y la Ciencia<br /><br />El hecho de haber sufrido la influencia escéptica de la Academia, motiva que San Agustín empiece, como un filósofo moderno, por resolver el problema crítico de la verdad del conocimiento, que es para él fundamental. La filosofía neoplatónica orientó su solución: la verdad no debe buscarse en el exterior, en el mundo de los sentidos, sino en la vida íntima, en la propia conciencia. Así se encuentra con anterioridad a Descartes en el hecho básico que escapa a toda posible duda: el mismo yo que duda y los actos relacionados con este hecho, como el conocer, el querer y el vivir. San Agustín, contra los escépticos, encuentra la certeza en la conciencia de la duda. Quien duda, en el acto mismo de dudar, se da cuenta de que duda, tiene conciencia del propio estado en que duda. Por consiguiente, la certeza del propio ser es indiscutible. Ya dude o crea, afirme o niega, ame u odie, es cierto que en cualquier acto tengo conciencia de mí mismo: "Si fallor, sum" (si fallo, soy), es la respuesta a los escépticos.<br /><br />Si en la conciencia íntima encuentra el hecho fundamental indudable, sin embargo no considera ya resuelto el problema de la verdad. Bajo la influencia platónica, distingue el mundo corporal de los sentidos y el mundo incorpóreo de la inteligencia. El primero lo conocemos mediante los sentidos que nos ofrecen una fiel imagen del mismo, pero este conocimiento, aunque fiel, es de una realidad inestable y no constituye el verdadero conocimiento. La ciencia se halla en el conocimiento del mundo inteligible, del que es una imagen el mundo corporal. El mundo inteligible nos es conocido en forma inmediata: las verdades matemáticas, las leyes lógicas, las leyes estéticas y morales se perciben en sus principios inmediatamente por la intuición del espíritu y ofrecen una validez invariable, necesaria, intemporal y eterna. Estas leyes, por otro lado, son leyes objetivas, reales, trascendentales al espíritu, aunque las hayamos abstraído de la experiencia. La experiencia es tan sólo ocasión que nos incita a mirar en nuestro interior hacia el mundo inteligible, que a la vez es la norma para juzgar del mismo mundo corpóreo. El mundo corporal y los hechos éticos y estéticos de los seres corporales se convierten en objeto de conocimiento científico en cuanto son juzgados a través del mundo inteligible, que les sirven de norma y medida de su verdad.<br /><br />Sin embargo, aunque la verdad está en nosotros, nuestra conciencia no es la medida de la verdad: lo siempre válido, lo invariable y lo eterno no pueden proceder de una causa contingente, temporal y mudable. Sólo lo eterno e inmutable, es decir, Dios, puede ser el origen del mudo inteligible. Dios es la medida y la ley de la verdad: en la mente de Dios están las ideas o modelos de todas las cosas. El hombre descubre, no crea la verdad; atestigua, no pone la realidad. San Agustín recurre aquí a la terminología neoplatónica de la "iluminación" o radiación. Considera a Dios como el sol del alma, luz de nuestra inteligencia, en la que vemos la verdad inmutable de las cosas; en la luz divina intuimos el mundo inteligible o las verdades eternas. Esta iluminación se realiza en forma inmediata, sin intervención de otro ser. San Agustín no precisa el modo de esa iluminación inmediata de Dios sobre la inteligencia humana y lo único que se puede concretar es que la iluminación divina actúa sobre la formación de los juicios necesarios, no sobre la elaboración de las ideas. Se ha de considerar esa iluminación como influjo sobre nuestro intelecto por parte de Dios; así, la iluminación fundamenta el pensamiento en la verdad y lo libera del error. A través de ella, Dios es el "maestro interior" que nos habla estando siempre presente en nosotros, aun cuando nos alejemos de él. <br /><br />Dios<br /><br />La existencia del mundo inteligible nos descubre la existencia del mismo Dios como causa proporcionada de dicho mundo. Dios es, por consiguiente, un ser eterno, necesario, inmutable e inteligente, por ser la causa proporcionada del mundo inteligible que es, a su vez, eterno, necesario e inmutable. Por consiguiente, Dios existe como condición de las verdades eternas, las cuales reciben su valor de la verdad eterna que es Dios.<br /><br />También llegamos a la existencia de Dios partiendo de las cosas variables, como la existencia de su orden y de su belleza. Por ser variables, los seres se transforman o cambian de forma: cambiar de forma es recibir un nuevo modo de ser. Pero nada puede darse lo que no tiene. Por lo tanto, ha de existir una causa que explique la formación y que, a su vez, sea invariable. Y así llegamos a Dios como ser increado e inmutable, que es principio o causa de todo lo variable. Además de la variación, existe en los seres multitud y armonía de elementos que originan el orden y así mismo por la forma, medida y número engendran lo estético. Este orden y esa belleza exige una causa que actúa en forma teleológica y artística. Y así llegamos a deducir la existencia de un supremo artífice, causa del orden y de la belleza del mundo.<br /><br />Dada la existencia de Dios, San Agustín trata de precisar más aún la naturaleza o concepto de Dios, a pesar de que en absoluto resulta inefable e incomprensible el Ser Divino debido a lo limitado de nuestra inteligencia. A El no se le pueden aplicar categorías de sustancia y accidente, pues en El no se dan variaciones: todo el ser se identifica con su sustancia o, mejor aún, con su esencia.<br /><br />El nombre que Dios se dio a sí mismo es el que mejor apropia su esencia: “Yo soy el que soy” (Ex. 3,74). Es el Ser mismo, la realidad plena y suprema, fuente de todos los demás seres. Es el ser puro sin mezcla de no ser y de variación. Es propiamente el “ser” a diferencia del “ser creado” que es un “no ser” por su variabilidad. Por eso también, Dios es el Ser supremo, o sea, el más perfecto y más elevado. Su inteligencia es también infinita, extendiéndose a todo lo creado y a todo lo posible, siendo siempre la misma e invariable; su inteligencia es pura intuición, siempre existente en forma idéntica, que abarca al pasado, al presente, a lo futuro y a lo posible. No depende de las cosas, sino que las cosas dependen de su inteligencia en cuanto las mismas cosas han sido creadas a imitación de los modelos o ideas eternas existentes en la mente divina.<br /><br />El Ser Divino no solamente es una inteligencia sino también una voluntad y un poder, ambos infinitos e inmutables. Su querer y su poder es, como su entender y su propio ser, un acto único, eterno e inmutable, pues todo ello se identifica en una sola realidad, que es el “ser” o la esencia divina.<br /><br />El Mundo<br /><br />San Agustín concibe el mundo en forma pitagórico-platónica, en que todo está hecho con orden y armonía, regido por leyes matemáticas y sometido, según el concepto estoico, a una evolución y un orden de causas fijas y permanentes. Los principios elementales de las cosas son la materia y la forma. El origen del mundo es Dios, pero Dios no es sólo origen de la forma, sino también de la materia. El mundo, en su totalidad, procede de Dios, pero no por emanación, como el concepto neoplatónico, sino por creación, infundiendo así el concepto cristiano de la creación en la filosofía pagana. El mundo ha sido creado por Dios de la nada. El concepto de creación, sin embargo, no excluye los de progreso y desarrollo del mundo. Dios ha creado el mundo en un estado de indeterminación y de imperfección, las varias formas se determinan gradualmente y se especifican hasta formar seres cada vez más completos y perfectos. Es decir, Dios ha puesto en la materia originaria gérmenes latentes destinados a desarrollarse a través de los siglos. La creación es obra de Dios, pero no de pura necesidad, sino como un manifestación libre y desinteresada de la bondad divina. Por eso, en el mundo todo es bueno, así la forma como la materia. Esa creación no ha sido una obra ciega, sino una obra inteligente, que creó imitando las ideas eternas existentes en la mente divina.<br /><br />Si el mundo ha sido creado no es eterno. Con la creación del mundo se creó, a su vez, el tiempo, que es tan real como las cosas mismas. El mundo es, por lo tanto, temporal: así como lo eterno es un atributo de Dios, el tiempo es un atributo del ser creado. El tiempo es la imitación de la eternidad. En rigor, el mundo no se ha creado en el tiempo, sino con el tiempo y ambos han sido efecto del acto divino de crear que, como Dios, es eterno. El tiempo tiene tres momentos: el pasado, el futuro y el presente. Sin embargo, el pasado ya no existe, el futuro no existe todavía, el presente no tiene duración, escapa, huye, desaparece. Entonces ¿no existe el tiempo?, sin embargo, nosotros lo medimos y si lo medimos debe haber una duración. Verdaderamente nos percatamos del tiempo porque hay cosas que cambian, porque hay una sucesión de estado, es decir, porque existen cosas que nacen, se desarrollan y mueren. En pocas palabras, sin el movimiento no existiría el tiempo y, por consiguiente, el movimiento sirve para medir el tiempo, sin que el movimiento sea el tiempo.<br /><br />El mundo no solamente ha necesitado de Dios para existir, porque el mundo no es el ser, sino que necesita también de Dios para conservar su existencia. Dios, por consiguiente, actúa constantemente, conservando y gobernando el mundo. En esa actuación permanente de Dios se funda la razón última de la estabilidad del curso de la naturaleza en sus leyes y en su orden.</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-49678516331057214072008-09-22T16:33:00.000-07:002008-09-22T16:37:06.260-07:00Patrística<div align="justify">Se ha denominado Patrística a la especulación de los Padres de la Iglesia. Con la extensión del Cristianismo en el mundo greco-romano en los comienzos del s. II de nuestra era, surge el desafío a los cristianos cultos de la época, no sólo de vivir el cristianismo, sino de exponerlo y hacerlo comprensible a la mentalidad culta de los paganos. Este esfuerzo de interpretación constituye el quehacer filosófico de los Padres de la Iglesia. La Patrística se caracteriza por su defensa racional del cristianismo frente a los ataques del paganismo filosófico y religioso, y por su aceptación de las verdades filosóficas que convienen con la revelación cristiana. Así, al mismo tiempo que se forja la filosofía cristiana, se forma la dogmática del cristianismo. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Los ataques doctrinales que recibe el Cristianismo de los filósofos paganos, suscita en algunos cristianos cultos el deseo de defenderlo; es el momento de los apologistas, que defendieron la fe cristiana con argumentos filosóficos, también de los gnósticos que cayeron en herejía al intentar un conocimiento racional superior a la fe; y de los maniqueos que se apartaron del dogma al admitir, junto a Dios principio del Bien, un principio del mal. Posteriormente surgen los primeros intentos de exposición sistemática del pensamiento cristiano en términos filosóficos con la escuela de Alejandría y demás representantes de la alta Patrística. Después de las invasiones bárbaras, los hombres de la Iglesia tratarán de formar a los nuevos pueblos elaborando obras y fomentando escuelas que recojan los conocimientos de la antigüedad culta y les doctrine en la fe cristiana. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">"El interés de la Patrística para la historia de la filosofía, dice Julián Marías (filósofo y escritor español n. en 1914, discípulo de Ortega y Gasset), no estriba sólo en su valor intrínseco, en el que le corresponde como expresión de una fase de pensamiento, sino que ha sido el núcleo germinal de que se ha nutrido toda la tradición filosófica de la Edad Media, y su acción se ha ejercido así en todos los siglos siguientes. Así como la especulación presocrática gravitó sobre todo el resto de la metafísica griega posterior, la Patrística ha condicionado el planteamiento de los problemas filosóficos dentro del Cristianismo." </div><div align="justify"> </div><div align="justify">LOS APOLOGISTAS </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Se trata de hombres cultos provenientes de las escuelas griegas: estoicos y neoplatónicos, generalmente, que se proponen defender racionalmente la nueva religión contra las acusaciones de los filósofos paganos y contra las persecuciones de las autoridades romanas de la época. La filosofía es utilizada solamente para prestar al dogma el auxilio de sus doctrinas, puesto que hubo la necesidad de aclarar y defender, con la ayuda de la filosofía, el nuevo contenido de la fe. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Los primeros escritores cristianos, aún estando de acuerdo en la defensa del cristianismo de los ataques de los escritores paganos, siguen, sin embargo, dos direcciones diversas: oriental y occidental. Los Padres de la Iglesia Oriental o griega se esfuerzan en armonizar el pensamiento griego con la dirección cristiana, entre los cuales figuran Justino, Taciano de Siria, Atenágoras de Atenas y Teófilo de Antioquía. Los Padres de la Iglesia Occidental o latina, en cambio, combaten la cultura pagana y acentúan el carácter original del Cristianismo, entre los cuales se encuentran Tertuliano, Ireneo Obispo de Lión e Hipólito de Roma. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">San Justino (100-165) </div><div align="justify">Vivió en el s. II y murió martirizado en Roma. De él se conservan dos Apologías y el Diálogo con Trifón. Convertido al cristianismo hacia el año 130, después de recorrer insatisfecho por varias de las escuelas filosóficas de la época, se ve en la necesidad de defender su nueva fe frente a la cultura de su época y trata en sus apologías de dar un valor universal en el tiempo al nuevo fenómeno del cristianismo y su lugar en la historia de la humanidad: "la luz con que Dios ilumina a todo hombre es irradiada por Cristo, el Logos, antes y después de hacerse carne. Todo lo que se ha hecho mal se ha hecho contra el Logos, todo lo que se ha hecho bien, se ha hecho por el Logos... Cuanto de verdad se ha dicho nos pertenece", dice S. Justino. Con esto se justificaba el uso que los pensadores cristianos habían de hacer de la filosofía griega, considerada por él como una preparación del cristianismo (él tiene a Platón por Discípulo de Moisés). Lo que de verdadero y de grande hay en el pensamiento antiguo es naturalmente cristiano y, por lo tanto, la religión cristiana no sólo no reniega de la filosofía precedente, sino que es su complemento. Así, el cristianismo es presentado, no sólo como una filosofía, sino como la filosofía, la culminación, la nueva y definitiva sabiduría. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Tertuliano (150-225) </div><div align="justify">Reacciona contra la tendencia a racionalizar el cristianismo que había surgido entre los cristianos cultos de origen griego y combate a la filosofía como enemigo mortal de la fe. Considera que no se necesita afanarse en buscar pruebas de la existencia del Dios único en el que creen los cristianos. Es suficiente con interrogar al alma del hombre en la fuerza ingenua de su naturaleza para que ella atestigüe espontáneamente el conocimiento de ese Dios: "el alma es naturalmente cristiana". Reaccionando también contra las abstracciones idealistas de los neoplatónicos, muy en boga en la época, habla de que el alma y Dios son realidades concretas, no ideas, que él busca materializar interpretándolas como realidades corpóreas, aunque de una corporeidad más sutil que la de los organismos naturales: "Todo lo que es, es cuerpo". Así, Tertuliano trata de expresar el "realismo" cristiano en oposición al "idealismo" griego. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">LA ESCUELA DE ALEJANDRIA </div><div align="justify"> </div><div align="justify">También llamada Didascalión. Desde los tiempos de la predicación apostólica existía en Alejandría una numerosa comunidad cristiana de cultura griega con maestros notables, preocupados por mantener un cristianismo ilustrado. En las últimas décadas del s. II se formalizó una escuela regular y permanente que tenía como fines instruir a los cristianos, catequizar a los catecúmenos y atraer a los gentiles. En ella se enseñaban las artes liberales, la filosofía y la Sagrada Escritura, constituyendo los primeros intentos de exposición sistemática del pensamiento cristiano a partir del marco cultural de la época. El primer director de la escuela fue San Panteno, ilustre ateniense formado en el estoicismo que colocó a la escuela en un lugar prestigioso y atrajo numerosos discípulos. Le sucedió en la dirección de la misma, Clemente de Alejandría. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Clemente de Alejandría (150-215) </div><div align="justify">Consideraba que la filosofía griega había tenido una función pedagógica: conducir a los hombres de la "gnosis racional" (conocimiento racional) a la "gnosis de la revelación cristiana". Equipara, en cierto sentido, la ley hebrea y la razón griega, pues ambas habrían servido a diferentes pueblos de preparación para recibir la fe cristiana. En la organización de la escuela de Alejandría, establece cinco grados de aprendizaje: a. El de los párvulos, enseñándoles a leer, escribir y contar.b. El de la enseñanza de las siete disciplinas: gramática, retórica, dialéctica, aritmética, geometría, astronomía y música.c. El de la filosofía y las ciencias físico-naturales.d. El de la fe mediante lo revelado en la Sagrada Escritura debidamente comentado e interpretado para descubrir su sentido y su misterio.e. El de la gnosis que suponiendo todo lo anterior culmina en un conocimiento intuitivo y afectivo de los misterios divinos en el que se conjuga la ciencia, la fe y el amor. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Orígenes (185-253) </div><div align="justify">Sucedió a Clemente en la dirección de la escuela. Revestido de un gran celo religioso y poseedor de una notable erudición, elabora un sugestivo sistema filosófico-religioso con motivaciones similares a las de su contemporáneo Plotino donde las intuiciones cristianas están muy ligadas al neoplatonismo. Orígenes se pregunta cómo conciliar el acto creador del mundo con la inmutabilidad de la esencia divina. Propone un mundo querido y creado por Dios desde la eternidad, es decir, el mundo coeterno con Dios. Pero de Dios, no puede salir sino obras perfectas, espíritus puros. Estos espíritus están dotados de libertad por la cual pueden permanecer en el bien del que participan o separarse de él. El mal es amor de un bien menor, degradación de su ser. El mal actual se irá extirpando y purificando hasta que todo esté maduro para que vuelva a Dios y reine Todo en todos: apocatástasis o restitución.</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-83309882818316598952008-09-22T16:30:00.000-07:002008-09-22T16:32:37.623-07:00Introducción a la Filosofía Medieval<div align="justify"> La división más profunda de la filosofía y su cambio de perspectiva más radical está marcado por un hecho extrafilosófico: la aparición del Cristianismo. El cristianismo es una religión, pero no una más, sino que se presenta y se proclama a sí misma como la única y verdadera religión. Su Dios es el único Dios, junto al cual todos los demás dioses se convierten en ídolos. Su mensaje no se presenta como ideas o teorías, sino que pretende ser una salvación , pero no una salvación parcial, sino radical, total y completa que ninguna otra religión, ni siquiera la judía, se había atrevido a ofrecer.<br /><br />Por esta razón, el cristianismo constituyó una revolución real y profunda de todos los valores de la civilización pagana. Las nuevas verdades, como la de un sólo Dios Creador, la creación y sus implicaciones, la redención, el amor, el perdón, el arrepentimiento, la humildad, la fraternidad y la igualdad de todos los hombres, entre otras, no sólo planteaban problemas absolutamente nuevos e ignorados por el pensamiento griego, sino que anunciaban una concepción originalísima de la vida, que desconcertaba y conmovía la construida por la sabiduría pagana. Esto explica, por una parte, la tenaz y feroz oposición del paganismo al Mensaje evangélico y, por otra, la necesidad para los primeros cristianos, de elaborar sobre los datos de la Revelación, la nueva concepción de la vida. No bastaba contraponer la fe a la filosofía; era necesario demostrar que la fe no contradecía a la razón sino que más bien había acuerdo entre el orden de la fe y el racional, sin que la Revelación, sin embargo, fuese reducida a la razón. Además, a la luz del evangelio, se imponía toda una nueva sistematización filosófica tanto de los problemas ya elaborados por el pensamiento griego, como de los nuevos que la filosofía clásica, o había desconocido del todo o planteado o resuelto de manera deficiente. Por otra parte, el pensamiento antiguo había alcanzado una madurez filosófica que no podía ser ignorada. Se trataba más bien de asimilarla, de absorberla dentro de la nueva experiencia, de modo que se construyera un nuevo sistema de pensamiento. Este trabajo intenso y profundo, que duró siglos, de asimilación y de transposición del pensamiento antiguo, toma el nombre de filosofía cristiana.<br /><br />Aunque el cristianismo no es filosofía, trae consigo y exige una cosmovisión completamente nueva. Esta nueva perspectiva es tan inusitada que los primeros predicadores, desde los apóstoles, tendrán que mantenerse atentos para evitar falsas interpretaciones. Desde los escritos apostólicos se advierte el esfuerzo para explicar los postulados antropológicos, cosmológicos, éticos y sociopolíticos que implica la nueva religión y muy pronto comienzan los intentos de sistematizar esta nueva visión del mundo para enfrentarla a las demás cosmovisiones. Nace así el primer período de la filosofía medieval que se ha denominado la Patrística.<br /><br />A pesar que en la filosofía medieval prevalece este espíritu cristiano con la Patrística y la Escolástica, sin embargo también se presentan enfoques, aunque mínimos, árabes y judíos que también tratan de armonizar su religión musulmana y hebrea, respectivamente, con la filosofía. Después de la decadencia de la escolástica, debido a varios factores internos y externos, aparece el Renacimiento que trae una filosofía diferente, muchas veces en contra de lo que la filosofía cristiana había expuesto, preparando una nueva etapa en el desenvolvimiento del filosofar en la época moderna con el método cartesiano.<br /> </div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-9312432455600147112008-08-16T20:02:00.000-07:002008-08-16T20:05:45.827-07:00<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWxOPDW235rx_etQNfCqfdh5tgqVlFvpqrTqf2exn8x0kgs1_MZ6KXBy1CdP8WKHMzgi0m6exC5yt8hXAzd40FgPbBhhzD7mHOF6kCizb_TGgzMyLoDbsELYqlhS9jOVJG21TzggPHIx0/s1600-h/ConferenciaSaramagoJ.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5235317317078224066" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWxOPDW235rx_etQNfCqfdh5tgqVlFvpqrTqf2exn8x0kgs1_MZ6KXBy1CdP8WKHMzgi0m6exC5yt8hXAzd40FgPbBhhzD7mHOF6kCizb_TGgzMyLoDbsELYqlhS9jOVJG21TzggPHIx0/s400/ConferenciaSaramagoJ.JPG" border="0" /></a><br /><div></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-70623900037827027482008-08-07T15:03:00.000-07:002008-08-07T15:04:25.282-07:00¿Volvieron las Farc al centro del país?Por Andrea Peña<br />Fecha: 08/05/2008 -<br /><br /><div align="justify">El atentado que el lunes en la noche sufrió un helicóptero de la Fuerza Aérea a 12 kilómetros de Melgar (Tolima), en una zona conocida como el cerro El Paso, tiene muy preocupadas a las Fuerzas Militares. En él viajaban un coronel, un subteniente y un técnico que perdieron la vida luego de la explosión de 100 metros de cordón detonante encontrados dentro del aparato, según informó el general Jorge Ballesteros comandante de la FAC. El sitio donde cayó el helicóptero, tipo Ranger de instrucción, está ubicado muy cerca al Comando Aéreo de Combate número 4 (Cacom) de Melgar, una base de entrenamiento asentada en una de las zonas más seguras y custodiadas del centro del país, a tan sólo dos horas de Bogotá. En el helicóptero viajaban el coronel Carlos Gutiérrez Zuluaga (instructor); el subteniente Nicolás Bedoya González (alumno) y el técnico subjefe William Zambrano Triana (tripulante), de la Escuela de Helicópteros. En el área de El Paso oficiales como el coronel Gutiérrez hacían entrenamientos de rutina con sus alumnos.<br /> “La Fuerza Aérea Colombiana se permite informar que realizada la investigación inicial sobre el accidente del helicóptero tipo Ranger con matrícula FAC 4474, ocurrido el pasado 04 de Agosto de 2008, se encontraron evidencias que indican que se trató de un atentado terrorista”, señaló un boletín de prensa. Se cree que éste fue un ataque perpetrado por un grupo de 30 ó 40 guerrilleros del frente 51 de las Farc. Desde hace más de seis años, cuando la operación Libertad I y II acabó con los frentes más importantes de este grupo guerrillero en Cundinamarca bajo el mando del general Reinaldo Castellanos, no se veía un atentado de este calibre. Fuentes militares consultadas por Semana.com señalan que reductos del Bloque Oriental de las Farc se están abriendo paso nuevamente en el centro del país por orden del ‘Mono Jojoy’ y de ‘Romaña’ que están sacando insurgentes de otros frentes para esta tarea. Muy seguramente, los autores de este atentado hacen parte de esta reorganización. Aunque una comisión de la Fuerza Aérea que investigará el caso ya viajó desde Bogotá para establecer los detalles del atentado, se sabe que estos movimientos de las Farc son presionados por el cerco que hombres del Ejército le hicieron a los guerrilleros en una cuchilla conocida como Altamizal, entre los departamentos de Meta y Cundinamarca. En teoría, Bogotá y su periferia están aseguradas por la presencia de miembros de la fuerza pública. Sin embargo, los golpes militares contra las Farc pueden estar forzándolos a cambiar su estrategia con la intención de golpear donde son más visibles (en el centro del país) y dislocar la fuerza para que los militares tengan que moverse para atender varios puntos al mismo tiempo.</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-11121996703022217542008-07-28T18:18:00.000-07:002008-07-28T18:24:40.875-07:00<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhchRW8UYykav9f0HJk340uhk03WFkfJFoqFHNxhL54rokNtnZRsraIKvxO5Fh74lzzujl8F_q6CEYEqJgSuSaLdV8wXbbm0PD2JXn84CXFaLxY3k7M8f7ymw1IfYPwtphtmxRH2tri-Y4/s1600-h/IMG.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5228240032722203042" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 223px; CURSOR: hand; HEIGHT: 134px" height="196" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhchRW8UYykav9f0HJk340uhk03WFkfJFoqFHNxhL54rokNtnZRsraIKvxO5Fh74lzzujl8F_q6CEYEqJgSuSaLdV8wXbbm0PD2JXn84CXFaLxY3k7M8f7ymw1IfYPwtphtmxRH2tri-Y4/s200/IMG.jpg" width="238" border="0" /></a><br /><div></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-3361366746433461362008-07-20T12:29:00.000-07:002008-07-20T12:32:22.690-07:00Fedón, l00a-c.<div align="justify">--Voy a explicarme más claramente, dijo Sócrates, pues creo que aún no me comprendes.<br /><br />--No, por Zeus, dijo Cebes, no te comprendo muy bien.<br /><br />--Sin embargo, dijo Sócrates, no digo nada nuevo, nada que no haya dicho en mil ocasiones. Para explicarte el método que he utilizado en la búsqueda de las causas, vuelvo primero a lo que tanto he repetido. Así pues digo que existe una belleza en sí y por sí, un bien, una grandeza, y así todo lo demás. Si me concedes la existencia de estas cosas, espero demostrarte por medio de ellas por qué el alma es inmortal.<br /><br />--Te lo concedo, dijo Cebes, no podrías acabar pronto tu demostración.<br /><br />--Fíjate bien en lo que va a seguir, y ve si no estás de acuerdo conmigo. Me parece que si hay alguna cosa bella, además de lo bello en sí, sólo puede ser bella porque participa en esta misma belleza; y así todas las demás cosas. ¿Me concedes esta causa? Sí, te la concedo.<br /><br />--Entonces, no comprendo todas estas otras causas sabias. Si alguien me dice que lo que hace que una cosa sea bella, es la vivacidad de sus colores o la proporción de sus partes, o cualquier otra cosa semejante, dejo de lado todas estas razones que no hacen más que ofuscarme, y respondo sin ceremonia y sin arte, y tal vez demasiado simplemente, que nada la hace bella sino la presencia o la comunicación de esta belleza en sí, sea cual fuere el modo cómo esta comunicación se produzca. Pues yo no afirmo nada después de esto. Afirmo solamente que es por la belleza que son bellas todas las cosas bellas. Mientras me mantenga en este principio, no creo que pueda equivocarme, y estoy persuadido de que puedo responder con toda seguridad que las cosas bellas son bellas por la presencia de la belleza. ¿No te parece así también?<br /><br />--Perfectamente.<br /><br />--Del mismo modo, ¿no son grandes las cosas grandes por la grandeza, y las pequeñas no lo son por la pequeñez?<br /><br />--Sí.</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-74229248634646593392008-05-04T10:00:00.000-07:002008-05-04T10:02:01.871-07:00Jinete de tigrePor Antonio Caballero<br />Fecha: 05/03/2008 -1357<br /><br />Amigos y enemigos, políticos y periodistas, penalistas y constitucionalistas, y hasta sesudos analistas académicos que se consideran a sí mismos neutrales, le piden a Álvaro Uribe que anuncie que no se va a volver a presentar para otra reelección. Es absurdo. Perdería de golpe todo su poder desde el momento mismo en que hiciera el anuncio. No lo tomarían ya en serio ni siquiera en esos consejos parroquiales en donde rifa cheques y a gritos destituye pequeños funcionarios: los funcionarios no se darían por aludidos, los beneficiarios de los cheques temerían que les salieran chimbos. Uribe puede, tal vez, no presentar de nuevo su candidatura. Pero lo que no puede es anunciar que no la presentará, Se quedaría solo, con el sol a la espalda.<br /><br />Creo que es de un pensador chino la idea de que ejercer el poder es igual a cabalgar un tigre: el jinete no se puede desmontar, porque en ese mismo instante el tigre se lo come. Tiene que seguir montando para siempre. Si Uribe deja saber ahora que se quiere bajar se lo comerían los suyos, sintiéndose engañados, traicionados. Las Yidis y los Teodolindos, los para-políticos y los empresarios, los Santos, los Londoños, los Nogueras, los Mancusos, los Macacos. Y mientras más se quede y más frondoso crezca su rabo de paja -la nacoparapolítica, la corrupción, las violaciones de los derechos humanos-, más obligado está a seguir quedándose, pues sólo el tigre que monta impide que se lo coman también sus enemigos: la oposición a la que tanto ha calumniado, las Cortes a las que ha tratado con tanta arrogancia, las ONG a las que tanto ha despreciado. Si Uribe deja el poder, termina en el exilio, y perseguido por la justicia internacional; o en la cárcel, y juzgado por la justicia colombiana. El modelo es Alberto Fujimori. ¿Se acuerdan del 'Chinito' salvador del Perú? Ochenta y cuatro por ciento de popularidad en las encuestas. Y hoy está preso, y se queda dormido en el juicio.<br /><br />Fujimori, o casi cualquier otro caudillo mesiánico latinoamericano. Es un modelo clásico. El venezolano Juan Vicente Gómez, el 'Benemérito', que durante más de treinta años mandó en Venezuela, explicaba que él necesitaba "toda la vida" para completar su obra de estadista; y, en efecto, se quedó con la presidencia hasta la hora de la muerte. A veces, sin embargo, en un simulacro de respeto por las formas democráticas, dejaba a algún pelele de confianza en el sillón presidencial y se retiraba provisionalmente a su finca de Maracay a ordeñar vacas. Otro tanto hacía de cuando en cuando en República Dominicana Rafael Leonidas Trujillo, el 'Benefactor' cediéndole la presidencia a alguno de sus secretarios. Y en Nicaragua los Somoza, padre e hijo, los 'Hijos de Puta' de Washington, tenían sus correspondientes marionetas. Y en México Plutarco Elías Calles, el 'Jefe Máximo', ponía y quitaba inquilinos en el Palacio de Chapultepec al amparo de un letrero de advertencia: "Aquí vive el Presidente. El que manda vive enfrente".<br /><br />Es por ese mismo prurito de fingimiento democrático que Uribe, cuando le preguntan por sus intenciones reeleccionistas, responde con evasivas, y habla de la inconveniencia de que un solo hombre se perpetúe en el poder, y sugiere la necesidad de "nuevos liderazgos". Subrayando en todo caso que, si él mismo llegara a retirarse, para evitar "una hecatombe" sería indispensable que lo sucediera un candidato uribista capaz de preservar las esencias de su política de "seguridad democrática". Pero sabe que no existen garantías verdaderas. Hasta el áulico más entregado y de apariencia más inofensiva -el Vicepresidente, digamos, o el 'uribito' clonado de Agricultura- puede resultar una víbora que muerda el pecho que le ha dado su calor. Al mexicano Calles le salió respondón Lázaro Cárdenas, que lo mandó al exilio. Y el propio Juan Vicente Gómez es, él mismo, buen ejemplo de víbora: le arrebató la presidencia a su compadre Cipriano Castro en cuanto este se tomó unas vacaciones para curarse la sífilis. No se puede confiar en nadie. Habiéndose ya hecho reelegir una vez, y quebrado con ello no sólo el espinazo de la Constitución sino también, cosa mucho más grave, la tácita tradición de respeto por el sucesor, Uribe está obligado a hacerse reelegir otra y otra y otra vez, para toda la vida. No es una ambición, sino una obligación: una condena.<br /><br />Uribe sabe todo eso por su intuición de hombre de poder: de jinete de tigre. Por esa sapiencia infusa y no aprendida de político nato que, según contó una vez la señora Lina, lo impulsó en su luna de miel a llevarla a una feria de pueblo con el pretexto de comprar unas terneras para la finca. Y una vez allá, en vez de mirar el ganado, lo que hizo fue saludar de mano a todos los expositores.<br /><br />Así que tenemos Uribe para bastante rato.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-55365718283778121992008-04-27T20:01:00.000-07:002008-04-27T20:03:59.490-07:00El Congreso AdmirablePor Héctor Abad Faciolince<br />Fecha: 04/26/2008 -1356<br /><br />Cuando uno va a escoger un amigo o una esposa, juzga a la otra persona por lo que dice, por el rostro, por la forma en que habla, por los ademanes del cuerpo, por la agudeza de los juicios, por las virtudes que defiende y los defectos que ataca. Así escogemos -o nos escogen- en el amor y en la amistad. Por desgracia no podemos juzgar a los congresistas (o al menos no los podemos llevar ante la justicia), basados en estos mismos criterios intuitivos que usamos en la vida diaria.<br /><br />Pero si pudiéramos juzgar a los congresistas de Colombia por la forma en que hablan, por la cara que tienen, por la manera en que se duermen sobre las curules, o no asisten a las sesiones, o por el modo en que insultan, o pactan beneficios a cambio de votos, o por la forma en que defienden lo más sucio y legislan lo más inicuo, estoy seguro de que no sólo uno de cada cinco integrantes del Congreso de Colombia estaría en la picota, sino una proporción mucho más grande.<br /><br />El nuestro es de verdad un Congreso Admirable, como se refería a él, para halagarlo e intentar meterse sus votos al bolsillo, un inefable ministro del Interior y de Justicia, hoy columnista de El Tiempo. Llamaba así a un Congreso casi idéntico al que hoy va cayendo gota a gota en las manos de la justicia, gracias a la labor de la Fiscalía y de los jueces de la República. Y es admirable de verdad este Congreso, porque dudo que haya en la historia del mundo muchos casos como este, donde decenas de congresistas de la coalición del gobierno estén detenidos e investigados por asociación con un grupo terrorista.<br /><br />Dice ese mismo ex ministro inefable que la Corte Suprema y la Fiscalía se portan como Robespierre y Saint Just en tiempos de la Revolución Francesa, lo que es como decir que la Corte está mandando senadores y representantes a la guillotina. Si de algo puede uno acusar a la Corte no es de justicia expedita, sino de excesiva parsimonia en los juicios, pues hasta ahora no ha condenado ni absuelto a ninguno de los congresistas implicados. "La lentitud del juicio es lo mismo que impunidad", decía Robespierre, que siempre juzgó y cortó cabezas con la velocidad del rayo. Como Danton le parecía un moderado, lo detuvo un 30 de marzo y lo guillotinó el siguiente 5 de abril. Y como a éste, mandó a la guillotina a 1.285 contrarrevolucionarios (o "moderados") más, después de un juicio sumario de dos o tres días. Y algo así es lo que dice este manipulador de la historia que están haciendo la Corte y la Fiscalía con los congresistas del gobierno. Para él lo grave no es que los congresistas (algunos confesos y condenados, pues han pactado sentencias anticipadas con tribunales ordinarios) hayan hecho matrimonios con los paramilitares: para él lo grave es que la Corte destape y denuncie esta alianza política.<br /><br />Y a renglón seguido, con un cinismo típico en él, Londoño Hoyos se pregunta cuántos sobrevivientes de la UP, si los hay, no estarían en la cárcel si la Corte aplicara este mismo principio con las Farc. Pues ojalá hubiera habido una Corte, y la haya todavía, que se ocupara y se ocupe también de la Farc-política, pues es con juicios regulares (con abogados y todas las garantías del debido proceso) como se pueden combatir los nexos de los políticos con cualquier grupo armado -paramilitares o Farc- y no mediante asesinatos sin fórmula de juicio, como se hizo con la Unión Patriótica, que eso sí fue actuar como actuaba Robespierre, sólo que sin siquiera dar la cara, sino a través de sicarios y organizaciones armadas clandestinas.<br /><br />La crisis institucional es honda y gravísima, pero no por culpa de los jueces de la República -en sus más altas instancias- sino por culpa de unos políticos que, con tal de ser elegidos, no han dudado en aliarse con los grupos armados más sanguinarios del país. No los podemos juzgar por su rostro (que es el espejo del alma, creían los antiguos), ni por las brutalidades que dicen, ni por las injusticias que defienden, pero al menos la Corte sí los puede juzgar, basada en indicios seguros y con testimonios confiables -cuando los haya-, para tratar de limpiar un país que está podrido hasta la médula en su clase política.<br /><br />Tan podrido está, que si hoy convocaran de nuevo a elecciones parlamentarias, unos electores mantenidos en la miseria y en la ignorancia, un pueblo intimidado o dispuesto a vender su voto, volvería a elegir a estos mismos congresistas presos. La solución no es cambiar las normas (la silla vacía), ni la revocatoria, ni la reforma política, ni otra constituyente ni un nuevo tribunal que reemplace a la Corte. La única solución es apoyar y dejar actuar a la justicia, para que absuelva o condene basada en estrictos criterios jurídicos, con las leyes vigentes y con la Constitución que tenemos, que son suficientes. Una manía colombiana es cambiar las leyes cada vez que hay una crisis. Como vivimos en crisis, se cambian la Constitución y las leyes en cada legislatura. Si queremos estabilidad, tendríamos que empezar por la estabilidad jurídica.Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-68170523443577457692008-03-09T04:39:00.000-07:002008-03-09T04:56:43.723-07:00Heráclito de Éfeso550-c.480 a.C.Filósofo griego presocrático. Como sucede a menudo con los filósofos presocráticos, el conocimiento que se tiene de este autor es bastante pobre, pues no hay datos fiables acerca de su biografía, y los datos que hay se mezclan con la leyenda. Al parecer es seguro que descendía de una familia noble de Éfeso, probablemente de la de los propios reyes. Renunció a sus derechos dinásticos en favor de su hermano, y se retiró al templo de Artemisa Efesia donde depositó su libro, lejos de la mayoría de los ciudadanos, ya que manifestaba un gran desprecio por «la mayoría», a la que oponía «los mejores». Escribió una obra, cuyo título nos es desconocido, aunque como la mayoría de las obras de los presocráticos es conocida como Sobre la naturaleza. No obstante, incluso se ha puesto en duda que llegase a escribir realmente una obra en el sentido habitual de la palabra, y que lo que posteriormente fue conocido como tal no fuese más que una recopilación de sus sentencias. Pero la mayoría de especialistas coinciden en afirmar que realmente sí escribió tal obra, que, además, tuvo bastante resonancia y difusión, como lo prueba el hecho de que, al parecer, Parménides ya la conoció, unos diez años más tarde, a pesar de vivir en la Magna Grecia, bastante alejada de las costas jónicas donde estaba Éfeso. A las dificultades del conocimiento de la obra de Heráclito se añade el estilo críptico y oracular de sus sentencias, escritas en forma aforística y de contenido ambiguo, que le valieron el sobrenombre de Heráclito el oscuro. Este mismo estilo oracular heracliteano, que indica su pensamiento mediante imágenes y a través de aforismos, reforzaba su desprecio por la mayoría, incapaz de entenderle porque, según él, son ciegos a lo más evidente que es, precisamente, el sentido oculto de la naturaleza: «los ojos y los oídos son malos testigos para los hombres que tienen una alma bárbara» (frag. 107).<br /><br />Al parecer, su obra, escrita en prosa, trataba fundamentalmente de ser la exposición de una doctrina novedosa, puesto que Heráclito no fue discípulo de nadie (aunque conocía la filosofía de los milesios y la de Pitágoras, al que critica y desprecia). El núcleo doctrinal de su pensamiento lo extrajo de su propio autoconocimiento, investigándose a sí mismo (frag. 101), siguiendo la sentencia del oráculo: «conócete a tí mismo». Y dicho núcleo es la doctrina del logos. De hecho él se consideraba poseedor de una verdad de la que sus palabras son solamente transmisión: «no escuchándome a mí, sino al logos, es sabio confesar que todas las cosas son uno» (frag. 50). El logos es, a la vez, discurso, razón y «razón de ser» de las cosas; una verdad única que la mente puede comprender porque también la mente humana es, en cierto modo, parte o comunión de este logos que es común a todos, pero que la mayoría no entiende. El logos es también ordenador («están en desacuerdo sobre lo que les es más familiar, sobre este logos que todo lo gobierna, y lo que encuentran cada día les parece extraño». frag.72). Pero, simultáneamente, el logos es también algo que debe ser escuchado, pero no a través de los sentidos, sino a través del alma (psykhé) que está en contacto con él. A la vez, el logos también es ley universal del devenir y es plenamente independiente de quien lo escucha, aunque es común a todos («por ello es necesario seguir lo que es común, pues lo común es lo que une. Pero, aunque el logos es común, la mayoría viven como si cada cual tuviera una inteligencia particular». frag. 2). En la medida en que es captado por la psykhé, el logos es pensamiento humano, pero en sí mismo es la ley del universo de la que derivan, o deberían derivar, todas las leyes humanas.<br /><br />En la medida en que también es «razón de ser» del cosmos, se expresa como un principio físico encarnado por el fuego. El fuego, eternamente fluyente, imposible de detener o de paralizar, es la forma más pura y elevada de la materia, y es el vehículo del alma. El fuego expresa también el cambio continuo y perpetuo, pues el fuego todo lo cambia: «este mundo, el mismo para todos, ningún dios ni hombre lo hizo. Sino que ha sido siempre y es y será un fuego siempre vivo, que se enciende según medidas y se apaga según medidas.» (frag. 30), y «todas las cosas se cambian por fuego y el fuego por todas las cosas, como las mercancías por el oro y el oro por las mercancías» (frag. 90).<br /><br />Las transformaciones efectuadas por el fuego coinciden con los diversos estados de la naturaleza. Así, el fuego condensado da lugar al mar, del cual emerge la tierra. De ambos surgen los vapores que engendran la nubes, la cuales, al incendiarse retornan cíclicamente al fuego. Para él, el logos también es el alma (psykhé), por ello, para las almas la muerte es el agua, y para el agua la muerte es la tierra (ver frag. 36).Estas transformaciones ilustran otra de las grandes tesis de Heráclito: la armonía es producto de la lucha de los contrarios. Pero para él la armonía no es, como para los pitagóricos (a los que combate), fruto de una reconciliación, sino que es propiamente la lucha o la tensión. Si ésta cesase acabaría también el cosmos.De ahí no se sigue tampoco que Heráclito contraviniera el principio de no contradicción, como había afirmado Aristóteles, sino que entiende realmente la armonía como tensión continua, aunque a veces esta tensión no aparezca de manera manifiesta: «no comprenden cómo lo que está en lucha consigo mismo puede estar de acuerdo: unión de [fuerzas] contrarias, como el arco y la lira» (frag.51). Y, según Heráclito, esta lucha es justicia, pero en un sentido diferente al que había manifestado Anaximandro, pues para el milesio la justicia era la igualación de los contrarios en el ápeiron, mientras que para el efesio es la lucha misma, que es «el padre de todas las cosas»(frag. 53). Fruto de la lucha eterna de los contrarios, regida por la ley universal del logos, es el perpetuo devenir: todo fluye (panta rei, nada es estático. Esta tesis se ilustra generalmente con la afirmación según la cual no podemos bañarnos en un mismo río, que el heracliteano Cratilo exageró diciendo que no podemos bañarnos ni tan sólo una vez, pues cuando penetramos en el río, ni las aguas ni nosotros mismos somos en cada instante los mismos. El perpetuo devenir ha sido interpretado como una crítica al pensamiento estático y al sustancialismo.<br /><br />Esta tesis del devenir universal, que debe entenderse en el contexto del problema suscitado por el descubrimiento de Pitágoras, a veces se ha utilizado como contraposición al pensamiento de Parménides, quien recalca la inmovilidad del ser. Además, parece que Parménides, que conocía la obra de Heráclito, quiso combatir sus tesis, y Platón opuso el pensamiento de ambos autores. No obstante, hay más puntos de conexión entre ambos pensadores de los que aparecen a simple vista: ambos niegan veracidad a los simples datos sensoriales, y ambos reivindican una atalaya superior desde la que comprender la multiplicidad que nos suministra el conocimiento general del común de los mortales. También Heidegger ha querido subrayar una cierta proximidad entre el pensamiento eleático y el de Heráclito, pues, según él, ambos son expresión de una concepción de la verdad (alétheia) como desocultación. El pensamiento de Heráclito jugó un papel decisivo en el estoicismo, que reinterpreta y reelabora sus tesis, y es especialmente a través de esta escuela que el heracliteísmo fue conocido durante el período helenístico y posteriormente. En la época moderna, Hegel lo reivindicó como el antecedente más antiguo de su concepción dialéctica, como también lo hizo Marx. Por otra parte, Nietzsche también consideró las tesis de Heráclito como la más pura manifestación del pensamiento filosófico antes de la corrupción de la filosofía por parte de Sócrates y Platón, y como representante de un pensamiento que declara ficticio el ser.<br /><br /><br />Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. Todos los derechos reservados. ISBN 84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-5638429443009334432008-02-25T11:30:00.000-08:002008-02-25T11:31:02.514-08:00PitagorismoAmplio movimiento filosófico de origen presocrático basado en las doctrinas atribuidas a Pitágoras de Samos y sus discípulos más inmediatos. El pitagorismo propiamente dicho es el movimiento de investigación filosófica, matemática y mística desarrollado durante el siglo V a.C. por los discípulos de Pitágoras, aunque como tal movimiento se inició ya a partir de la primitiva secta filosófico-místico-religiosa fundada por Pitágoras en el siglo VI a.C. y, posteriormente, continuó durante varios siglos bajo la forma de neopitagorismo.<br /><br />El principal problema que se presenta para el estudio del pitagorismo es el carácter secreto y cerrado de la primitiva secta pitagórica, agravado por el hecho de que Pitágoras mismo, o bien no escribió ninguna obra […] o bien no se conservan sus escritos. De hecho, los primeros escritos pitagóricos conocidos e importantes son obra de Filolao. Por ello es difícil señalar los límites entre sus enseñanzas y las doctrinas consideradas generalmente como pitagóricas. Esta dificultad se acentúa aún más si tenemos en cuenta que Pitágoras mismo fue ante todo el fundador de una secta místico-religioso-política de inspiración órfica en la cual la investigación matemática y filosófica y música estaba al servicio de las creencias religiosas. Como en toda secta, estaba muy extendida la tendencia a venerar al fundador, e incluso a atribuirle todos los descubrimientos y todas las doctrinas. Además, el carácter secreto y esotérico de esta secta impedía que sus doctrinas fuesen expuestas y difundidas al público no iniciado (Hípaso fue perseguido y asesinado por miembros de la secta por haber desvelado un secreto de geometría), de forma que esto acentúa aún más la dificultad de discernir qué se debe a Pitágoras y qué es obra de los llamados pitagóricos. Al parecer, se debe a Pitágoras mismo las doctrinas religiosas de la inmortalidad y de la transmigración de las almas, el descubrimiento de las relaciones entre la armonía musical, los acordes y las proporciones numéricamente expresables, así como los inicios de la matemática especulativa y la cosmología filosófica.<br /><br />La escuela pitagórica subsistió durante mucho tiempo, y en su larga tradición se mezclan diversas doctrinas y teorías, algunas de las cuales pueden haber sido iniciadas en la época misma de Pitágoras, pero otras son, con toda seguridad, muy posteriores. Si a esto se añade que muchas de las doctrinas pitagóricas nos son conocidas a través del movimiento neopitagórico, y que en el período helenístico se escribieron gran cantidad de textos apócrifos atribuidos a Pitágoras, se ve la gran dificultad de un tratamiento riguroso del pitagorismo. Por ello, muchos autores consideran que, dejando aparte el neopitagorismo, debe entenderse por pitagorismo el conjunto del pensamiento de los que Aristóteles llama pitagóricos, reconociendo en este autor la autoridad y el conocimiento suficiente como para ceñirnos a la descripción que él nos ofrece.<br /><br />Así, además de la filosofía atribuida a Pitágoras, el pitagorismo sería el conjunto de doctrinas de autores como Hípaso de Metaponto (al que algunos atribuyen el descubrimiento del llamado «teorema de Pitágoras»), Ecfanto, Hicetas, Filolao, Arquitas de Tarento y, aunque separándose un poco del conjunto de los otros autores, Alcmeón de Crotona. En su conjunto, estos pensadores siguen la tendencia místico religiosa general del pensamiento de Pitágoras, abogan por una vida ascética y por ritos de purificación, entendiendo el mismo cultivo de las matemáticas como camino de purificación moral. Conciben la naturaleza a partir de relaciones numéricas y, además, el número es para ellos el principio o arkhé y la materia de las cosas. La concepción pitagórica de los números está fuertemente marcada por el misticismo, y los consideran tanto responsables de la armonía que gobierna el cosmos, como elementos explicativos de las cualidades morales. De la misma manera que la armonía musical (expresable mediante relaciones numéricas) implica la unidad de una multiplicidad de sonidos separados entre sí por intervalos definidos, conciben el conjunto del cosmos como un todo ordenado por relaciones numéricas que forman la armonía del cosmos. Esto es así porque la naturaleza misma es mezcla de unidad y multiplicidad, de lo determinado y lo indeterminado, de lo finito y lo infinito, ya que todo está regido por los mismos principios del límite y lo ilimitado que rigen los números. Así, todo fenómeno es expresión sensible de las razones matemáticas.A su vez, los elementos de los números son lo limitado y lo ilimitado (lo impar y lo par respectivamente). Puesto que el Uno está compuesto de ambos, ya que, según los pitagóricos, es simultáneamente par e impar, es el fundamento último de carácter divino. Todos los números nacen del Uno y sus principios (lo limitado e ilimitado) generan una serie de principios de opuestos. <br /><br />En su concepción política, de carácter elitista y aristocratizante, conciben la sociedad de sabios (que sigue la estructura de la misma secta pitagórica) como el modelo de la sociedad ideal. Su concepción de la ética está dominada por el dualismo órfico y por la creencia en la transmigración de las almas o metempsícosis. Defienden un modelo cosmológico según el cual la tierra no es el centro del cosmos, sino que gira, al igual que todos los otros cuerpos celestes, incluido el sol, alrededor de un fuego central. Contando este fuego central, más todos los otros astros conocidos, forman un conjunto de nueve cuerpos celestes, pero como consideran que el 10 es el número perfecto (1+2+3+4=10, y los cuatro primeros números son los que determinan las concordancias musicales), al que representan como un triángulo al que llaman tetraktys, incluyen en su modelo cosmológico un décimo cuerpo celeste, la anti-tierra, que por estar opuesta a la tierra, es invisible para nosotros. Por otra parte, las distancias entre las órbitas de estos cuerpos celestes, y el movimiento de éstos, forma una armonía cósmica o música de las esferas.<br /><br />La figura de la divina tetraktys era utilizada por los pitagóricos como base sobre la que pronunciaban sus juramentos. Además descubrieron varias propiedades de los números. Así, por ejemplo, llamaron números cuadrados a aquellos que podían disponerse formando esta figura geométrica, como el 4, 9, 16, 25, etc. Es decir: Mientras que números como el 2, 6, 12, 20, etc. eran llamados números rectangulares. Este movimiento tuvo una gran influencia en la antigüedad, fundamentalmente sobre Platón, que fue influido por Filolao y, sobre todo, por Arquitas de Tarento, y cuyas orientaciones pitagóricas son especialmente visibles en el Timeo y sobre muchos de sus seguidores (que formaron la teoría de las ideas-números). Pero el pitagorismo ejerció también una perdurable influencia en la filosofía del Renacimiento, en las concepciones místicas sobre los números y en la tradición cabalista.<br /><br />Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. Todos los derechos reservados. ISBN 84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-72474047153929452102008-02-20T17:17:00.000-08:002008-02-20T17:30:19.891-08:00Ejercicio sobre los Milesios para 10 GNB: Debe realizarse con base en las páginas 178 y 179 del texto guía.<br /><br />1. ¿Cuál es el objetivo de los milesios en la investigación de la naturaleza? Explique las características.<br />2. ¿Por qué Tales de Mileto postuló que el agua es el principio de todas las cosas?<br />3. ¿Por qué Anaximandro cambió el principio propuesto por Tales?<br />4. ¿Es posible plantear que el pensamiento de Anaxímenes representa un avance ante las ideas de Tales y Anaximandro?Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-2402717671520347882008-01-30T11:21:00.000-08:002008-01-30T11:37:53.440-08:00Prometeo: Fragmento tomado de Teogonía de Hesíodo<div align="justify">Y efectivamente, cuando los Dioses y los hombres mortales disputaban en Mecona, Prometeo mostró un gran buey que adrede había repartido, queriendo engañar al espíritu de Zeus.<br /><br />De una parte, las carnes y las entrañas crasas las metió en la piel, recubriéndolas en el vientre del animal; y por otro lado, con una treta diestra, dispuso hábilmente los huesos blancos del buey y los recubrió con buena grasa. Y entonces le dijo el padre de los Dioses y de los hombres:<br /><br />–¡Yapetionida, él más ilustre de los príncipes, oh caro­ ­­­­­­­¿qué has hecho de las partes desiguales? Así habló Zeus, siempre lleno de prudencia. Y el sagaz Prometeo le respondió, sonriendo para sí, pues no había olvidado su astucia:<br /><br />— Gloriosísimo Zeus, el más grande de los dioses eternos, escoge de estas partes la que tu corazón te persuada a escoger.<br /><br />Habló así, con astutos pensamientos, pero Zeus, en la sabiduría eterna, no se menospreció y advirtió el fraude, y en su espíritu preparó calamidades a los hombres mortales, Y estas desdichas debían cumplirse. Con una y otro mano quitó la blanca grasa, y se irritó en su espíritu, y la cólera invadió su corazón en cuanto vio los huesos blancos del buey encubiertos mañosamente. Y de aquel tiempo data el que la raza de los hombres queme para los Dioses los huesos blancos sobre los altares perfumados entonces, muy irritado, le dijo Zeus, el que amontona las nubes.<br /><br />— ¡Yapetionida, habilísimo entre todos, oh caro! No has olvidado tus tretas diestras.<br />Y habló así, lleno de cólera, Zeus, cuya sabiduría es eterna y desde aquel tiempo, acordándose siempre de este fraude, rehusó la fuerza del fuego inextinguible que brota del roce de los maderos de encina a los míseros hombres mortales que habitan sobre la tierra.<br /><br />Pero todavía le engañó el hijo excelente de Jápeto, robándole una porción espléndida del fuego inextinguible, que ocultó en una caña hueca. Y fue mordida en el fondo de su corazón Zeus, que truena en las alturas, Y la cólera conmovió todo su corazón en cuanto vio resplandecer entre los hombres el brillo del fuego. Y a causa de este fuego, los hirió con una pronta calamidad.<br /><br />Y el ilustre Cojo hizo con barro, por orden del Crónida, una forma semejante a una casta virgen. Y Atenea la de los ojos claros la adornó y la cubrió con una blanca túnica. Y la cabeza le puso un velo ingeniosamente hecho y admirable de ver; luego también le puso en la cabeza palas Atenea una guirnalda de variadas flores frescas. Y al rededor de la frente le fue puesta una corona de oro que había hecho por sí mismo el ilustre cojo, quien la había labrado con sus manos por complacer al padre de Zeus. Y en esta corona estaban esculpidas numerosas imágenes, admirables a la vista, de todos los animales a quienes alimentaban la tierra firme y el mar. Y de estas imágenes brotaba una gracia resplandeciente, admirable, y parecían vivas.<br /><br />Y cuando hubo formado esta hermosa calamidad, a cambio de una buena obra, condujo donde estaban reunidos los dioses y los hombres a aquella virgen adornada por la diosa de los ojos claros, nacido de un padre poderoso. Y la admiración se apoderó de los dioses inmortales y de los hombres mortales, en cuanto vieron esta calamidad fatal para los hombres. Porque de ella es de quien procede la raza de las mujeres hembras, la más perniciosa raza de mujeres, el más cruel azote que existe entre los hombres mortales, porque no se adhieren a la pobreza sino a la riqueza.<br /><br />Y lo mismo que las abejas, en sus colmenas cubiertas de techos, alimentan a los abejones, que no hacen más que daño y trabajan, madrugadoras durante todo el día hasta declinar Helios, y hacen sus blancas celdas, mientras los abejones penetran en las colmenas cubiertas de techos, llenándose el vientre con el fruto de un trabajo ajeno; así Zeus que truena en las alturas dio esas mujeres funestas a los hombres mortales, esas mujeres que no hacen más que daño.<br /><br />Y también les envió otra calamidad a cambio de una buena obra. Aquel que, rehuyendo el matrimonio y la preparación penosa de las mujeres, no tome esposa, si llega a la vejez abrumadora sin hijos, se verán privados de los cuidados que se tienen con los ancianos; y si no vivió pobre al menos, a su muerte sus bienes serán repartidos entre sus parientes lejanos. Por lo que respecta aquel a quien la Moira haya sometido al matrimonio, aunque tenga una mujer casta y adornada de prudencia, no se mezclarán menos en su vida el bien y el mal; pero, por lo que respecta a quien se haya casado con una mujer mala por naturaleza tendrá en su pecho un dolor sin fin y su alma y su corazón serán presa de un mal irremediable; Porque no es lícito engañar a Zeus, y no se escapa a él.</div><div align="justify"></div><div align="justify">Así es que Prometeo y Apeteonida, que no era digno de ningún castigo, excito la abrumadora cólera de Zeus, y a impulsos de la necesidad no obstante toda su ciencia, sufrió una cadena pesada.</div>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-12389508644725005052008-01-30T10:45:00.000-08:002008-01-30T11:38:27.662-08:00Cosmogonía y teogonía: Hesíodo<div align="justify">¡Salve, hijas de Zeus! ¡Dadme vuestro canto que entusiasma! Celebrad a la raza sagrada de los Inmortales que siempre viven y nacieron de Gea y de Urano el del manto estrellado, y de la tenebrosa Nix, Dioses a quienes alimentaron las saladas olas del Ponto.<br /><br />Decid cómo nacieron en un principio con los dioses, la tierra y los ríos, y el inmenso Ponto que bate furioso y los astros resplandecientes y, por encima, el anchuroso Urano. Decid también qué dioses, manantial de bienes nacieron de ellos; y cómo, tras de repartirse en el origen honores y riquezas, se apoderaron del Olimpo, el de numerosas cimas.<br /><br />Decidme estas cosas, Musas de moradas olímpicas, y cuáles de entre ellas fueron las primeras en un principio.<br /><br />Antes que todas las cosas fue Caos; y después Gea la de amplio seno, asiento siempre sólido de todos los Inmortales que habitan las cumbres del nevado Olimpo y el Tártaro sombrío enclavado en las profundidades de la tierra espaciosa; y después Eros, el más hermoso entre los Dioses Inmortales, que rompe las fuerzas, y que de todos los Dioses y de todos los hombres domeña la inteligencia y la sabiduría en sus pechos.<br /><br />Y de Caos nacieron Erebo y la negra Nix, Eter y Hemero nacieron, porque los concibió ella tras de unirse de amor a Erebo.<br /><br />Y primero parió Gea a su igual en grandeza, al Urano estrellado, con el fin de que la cubriese por entero y fuese una morada segura para los dioses dichosos.<br /><br />Y después parió a los Oreos enormes, frescos retiros de las divinas ninfas que habitan las montañas abundantes en valles pequeños; y después, el mar estéril que bate furioso, Ponto; pero a éste lo engendró sin unirse a nadie en las suavidades del amor. Y después, concubina de Urano, parió a Océano el de remolinos profundos, y a Coyo, y a Críos, y a Hiperión, y a Yapeto, y a Tea, y a Rea, y a Temis, y a Mnemosina, y a Feba coronada de oro, y a la amable Tetis. Y el último a quien parió fue el sagaz Cronos, el más terrible de sus hijos, que cobró odio a su padre vigoroso.<br /><br />Y parió también a los Cíclopes de corazón violento, Brontes, Steropes y el valeroso Arges, que entregaron a Zeus el trueno y forjaron el rayo. Y eran en todo semejantes a los demás dioses, pero tenían un ojo único en medio de la frente. Y se llamaban Cíclopes, porque en su frente se abría un ojo único y circular. Y sus trabajos rebosaban fuerza, vigor y poder.<br /><br />Y después, de Gea y de Urano nacieron otros tres hijos, grandes, muy fuertes, horribles de nombrar: Coto, Briareo y Giges, raza soberbia. Y de sus hombros arrancaban cien manos indomables, y cada uno de ellos tenía cincuenta cabezas que se erguían sobre la espalda, por encima de sus miembros robustos. Y su fuerza era inmensa, invencible, dada su gran talla. De todos los hijos nacidos de Gea y Urano, eran los más poderosos. Y desde el origen fueron odiosos a su padre. Y conforme nacían, uno tras de otro, los sepultó, privándolos de la luz, en las profundidades de la tierra. Y se alegraba de esta mala acción, y la gran Gea gemía, por su parte, llena de dolor. Luego, ella abrigó un designo malo y artificioso.<br /><br />—Queridos hijos míos, vástagos de un padre culpable, si queréis obedecer, tomaremos venganza de la acción injuriosa de vuestro padre, porque él fue quien primero meditó un designo cruel.<br /><br />Habló así, y el temor los invadió a todos, y no respondían ninguno de ellos. Por fin, recobrando ánimo el grande y sagaz Cronos dijo así a su madre venerable:<br /><br />—Madre, en verdad te prometo que llevaré a cabo esta venganza. Efectivamente, ya no tengo respeto a nuestro padre, porque él fue quien primero meditó un designo cruel.<br /><br />Habló así, y la gran Gea se regocijó en su corazón. Y le escondió una emboscada, y le puso en la mano la hoz de dientes cortantes, y le confió todo su designio. Y llegó el gran Urano, trayendo la noche, y se tendió sobre Gea por entero y con todas sus partes, lleno de un deseo de amor. Y fuera de la emboscada, su hijo le cogió la mano izquierda, y con la derecha asió la hoz horriblemente, inmensa, de dientes cortantes. Y cercenó rápidamente las partes genitales de su padre, y las arrojó detrás de sí. Y no se escaparon en vano de su mano.<br /><br />Gea recogió todas las gotas sangrientas que manaron de la herida; y transcurrido los años, parió a las robustas Erinnias y a los grandes Gigantes de armas resplandecientes, que llevan en la mano largas lanzas; y a las Ninfas que en la tierra inmensa son llamadas Melias.<br /><br />Y las partes que había cercenado, Cronos las mutiló con el acero, y las arrojó desde la tierra firme al mar de olas agitadas. Flotaron mucho tiempo sobre el mar, y del despojo inmortal brotó blanca espuma, y de ella salió una joven. Y primero fue llevada ésta hacia la divina Citeres; y de allí, a Cipros la rodeada de olas.<br /><br />Abordó la tierra la bella y venerable Diosa, y la hierba crecía bajo sus pies encantadores. Y fue llamada Afrodita, la Diosa de hermosas bandeletas, nacida de la espuma, y Citerea, porque abordó a Citeres; y Ciprigenia, porque arribó a Cipros la rodeada de olas, y Filomedea, porque había salido de las partes genitales.<br /><br />Eros la acompañaba, y el hermoso Imero la seguía, apenas nacida, en tanto que se presentaba a la asamblea de los dioses. Y desde el origen, por elección de la Moira, tuvo el honor de presidir, entre los hombres y los dioses inmortales, las entrevistas de las vírgenes, las sonrisas, las seducciones, el dulce encanto, la ternura y las caricias.<br /><br />Y el Padre, el gran Urano, apodó Titanes a los hijos que engendrara, maldiciéndolo, diciendo que habían extendido la mano para cometer un gran crimen, del cual se tomaría venganza en el porvenir.</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-78683943348379058402008-01-30T10:39:00.000-08:002008-01-30T11:21:43.953-08:00Dioses del Olimpo1. Zeus<br />2. Hera<br />2. Poseidón<br />4. Hades<br />5. Deméter<br />6. Apolo<br /><br />7. Artemis<br />8. Atenea<br />9. Hestia<br />10. Hermes<br />11. Hefesto<br />12. AresUnknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4665123593146737245.post-89598666126999334622008-01-28T10:55:00.001-08:002008-01-30T11:21:25.969-08:00Pater Noster<div align="justify">pater noster, qui est in caelis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in caelo, et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo. Amen.</div>Unknownnoreply@blogger.com12